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A coser!

A coser!

Muchas veces dejamos de hacer cosas porque tenemos miedo de cómo saldrán, de qué dirán los demás si salen bien o si salen mal (la gente siempre va a hablar, recuerda!) o sencillamente porque creemos que no seremos capaces de hacerlas.

Haz todos los días algo que te dé miedo.

eleonor roosvelt

Pues bien: hay que hacerlas! Y la razón es muy sencilla: es algo que queremos hacer!

Recuerdo que toda mi vida le tenía casi terror a la máquina de coser, y ni se diga de coser algo a mano (una cosa es bordar y otra muy distinta es coser!). Pero después de mi primer curso y viendo el resultado, todo hecho por mi, la sensación de orgullo y bienestar que sentí fueron más grandes que mis temores sucesivos… Creí que todo podía lograrlo!

Así que te enseñaré algunas pequeñas nociones que quise enormemente haber encontrado en los libros, pero muchos están escritos como si la gente supiera por lo menos coser, antes de practicar el patchwork o quilting (y ese no era mi caso). En mis inicios, compré y devoré cuanta biblografía se me atravesara en las librerías, mercaditos, ferias de libros, que fuera en inglés o italiano (en español la verdad no encontré mucha), para poder aprender las técnicas básicas del piecing (coser las piezas juntas), quilting (acolchado) y binding (terminar con el borde).

Pero en ningún libro encontré algo tan básico como: empezar y terminar una costura. El que revisa mis primeros trabajos al revés, se dará cuenta de que yo le hacía un nudo para terminar una costura que hubiese quedado en el medio de la tela, porque no sabía como asegurarla. Me resultaba algo talmente fastidioso que lo dejaba para el final. Dentro de mí sabía que eso no podía ser así, que no se podía perder semejante tiempo en realizar esa tarea ni que fuera la única manera para evitar que se descosieran las costuras centrales. Cuando por fin utilicé el internet para aprender y realizar algunos cursos interesantes, me di cuenta de que la gente cosía adelante y atrás antes de empezar una costura y la terminaba de la misma manera (toda máquina tiene una forma de retroceder, bien sea por un botón o por el pedal): la aguja termina entrando dentro de la propia hebra de hilo varias veces y no hay forma de que se suelte! Vaya que fue un descubrimiento y alivio para mí!

Todavía no sé cómo, pero desde el inicio, aprendí a coser descalza (si me toca hacerlo en público, procuro tener un par de medias seguramente limpias y muy lindas hehehe): me encanta la sensación de control que el pie adquiere sobre el pedal cuando logra envolverlo, cosa que no podría ser si llevara zapato. Me gusta esa seguridad y sensibilidad que tengo, especialmente cuando tengo que coser despacio.

Y despacio voy. Coser no es una carrera y yo la verdad prefiero tener mis costuras derechas antes de terminar rápido. Si hay algo que han distinguido mis productos en general, son los detalles: no soporto algo mal hecho y por eso me tomo mi tiempo. En ciertos pasos de la costura, hasta prefiero utillizar el volante manual para introducir la aguja porque puedo controlar la fuerza con la que la aguja entrará en la tela, especialmente si son varios pliegues o si la tela es bastante gruesa. Tal vez la gente no entiende por qué me tardo tanto en entregarle lo que me piden “si sólo tenía 2 o 3 personas por delante”: la inspiración es algo sumamente importante, pero también me cercioro de que nada quede a medias y que se pueda descoser con el uso.

Debes de conocer bien a tu máquina de coser, así como el jinete conoce a su caballo. Te aconsejo leer el manual de uso, aunque al principio no vas a entender ni la mitad de los términos que ahí utilizan, pero debes familiarizarte con todo lo que puede ofrecerte, trucos para hacer las cosas más fáciles, posibles problemas y soluciones y, muy importante, el mantenimiento. Yo lo tenía siempre a la mano, porque revisaba casi todo antes de hacer un movimiento en falso, y me regresaba al diagrama de las partes para entender de qué me hablaban. Hace poco, buscando el por qué la máquina no quería coser (los hilos no se intersectaban entre sí), lo saqué de nuevo y empecé a leerlo de cabo a rabo y saben qué aprendí? Que puedo cargar una bobina con el mismo hilo que estoy usando sin necesidad de deshilvanar la aguja, sino simplemente trayendo el hilo hacia arriba y que pase por el tirahilo, hasta la bobina misma. Puede parecer tonto, pero todo constituye un ahorro de tiempo. De seguro lo leí, pero hace 15 años no entendí el significado ni la importancia de lo que estaba leyendo.

Generalmente, las máquinas electrónicas, tienen una longitud de puntada predispuesta al iniciar (la mía es de 2,5 mm. de largo). Pero me acostumbré a utilizar una más corta (2 mm.) cuando coso dos o más telas (hay menos probabilidad de que se deshaga la costura y que quede torcida). La estandard la dejo para cuando quiero aplicar una costura decorativa como por ejemplo en los bordes y en las tiras de las asas de los bolsos, en el acolchado, etc. Para los ruedos de los pantalones/jeans uso otra más larga, tipo 3 mm.

Muy importante es saber elegir el pie correcto para la máquina de coser. Las máquinas europeas poseen un pie estandard diferente al americano, puesto que en USA la costura promedio se realiza a 1/4″ del borde de la tela mientras que en Europa se realiza a 0,75 cm del borde (en la foto, el pie de la derecha). Para poder seguir los patrones de patchwork con medidas en pulgadas, conviene proveerse del pie que comunmente se llama de “borde estrecho” (el de la izquierda, en la foto; se reconoce porque el ancho de un lado y otro de la aguja no es simétrico): te asegurarás de que todas tus baldosas queden perfectas!

Antes de planchar una baldosa (block en inglés) para que se quede abierta, me recomendaron planchar las costuras cerradas, así como salen de la máquina, para sellar los orificios. Tal vez no tenga eso mucho sentido para nosotros, “los comunes mortales”, pero si las grandes mentes del quilting lo recomiendan, es porque sirve y hace que el trabajo resulte mejor.

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