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Mi primer gran reto oficial

Mi primer gran reto oficial

A lo largo de mi -corta- carrera profesional en el campo del patchwork, he tenido unos cuantos proyectos que considero han sido retadores y logré terminarlos una vez que me deshice de mis creencias perfeccionistas y dí rienda suelta a mi creatividad. Siempre los consideré como una fuente de crecimiento aún cuando pusieron a dura prueba mi paz mental hehehe

Lo que me ha sido comisionada ahora, no es difícil di per sé, sino que la parte desafiante va a ser terminarla como debe ser. Se trata de mi primera colcha (o quilt) para una cama king, con un tamaño aproximado de 110 por 110 pulgadas. En Panamá no existe nadie que ofrezca un servicio de longarm o acolchado de piezas muy grandes con máquinas de coser que tengan un brazo móvil, como existen en Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa, donde el patchwork y el quilting datan desde hace muchas décadas. Así que tendré que acolcharla con mi super máquina de coser casera! Hasta ahora solamente he completado colchas twin y queen, obteniendo resultados más que satisfactorios.

El fin de semana me dediqué a planearla, basándome en una colcha que vi en Instagram (foto superior). La creadora de la misma, Jackie Kunkel, se basó en un modelo que vió en el libro “The Big Book of Scrappy Quilts” de Martingale/That Patchwork Place. El modelo se llama Scrappy Rectangles de Jo Parott. Lo que más me gustó de la versión de Kunkel es la explosión de color sin que resulte fastidiosa a la vista al agregar el borde negro -sashing en inglés- que contenga a cada cuadro o baldosa (cosa que en la versión original no existe). Eso le da un sentido de orden y la posibilidad de enfocarse en los detalles de cada tela. Confieso que siempre me han gustado las colchas “scrappy” o de retazos, en el verdadero sentido de la palabra: no es lo mismo comprar yardas de telas y recortarlas en los pedazos que se necesitan a utilizar los retazos de tela que ya tenemos en nuestro poder: la variedad es mucho mayor y la diversión está justamente en recolectar todos esos pedazos en un solo producto final. Es como tener un portafolio de todas las telas que hemos utilizado a lo largo de nuestra producción.

Esta semana ya terminé de cortar las telas negras (mitad del requerimiento total de retazos empleados en la elaboración de las baldosas), las azules y las verdes, además de algunos otros colores. Ha sido divertido buscar entre mis retazos y traer a la memoria cuándo compré las telas, o dónde, para qué las usé la primera vez, si me las regalaron… En fin, un zambullido en el pasado!

         

         

No voy a realizar las baldosas del mismo tamaño original, sino que opté por cortar los rectángulos media pulgada más grandes, puesto que tengo una regla que me ayuda a cortar tiras de 2,5 pulgadas de ancho y realmente es una bendición, a la hora de hacer muchos cortes y necesitarlos todos iguales. También fueron eliminadas las telas con fondo blanco, a petición de la cliente, por lo que el resultado final será un poco más oscuro. Todavía tengo que decidir si los cuadrados que se utilizan junto con el borde negro serán simples o utilizaré los que cosí de más para realizar el mantel de mi madre (los 4 triángulos en un cuadrado), puesto que tienen igualmente 2,5 pulgadas de lado y calzarían a la perfección. Si no uso esos, utilizaré telas de Kaffe Fassett para tener algo de homogeneidad entre tanto diseño (es mi diseñador favorito y trato de incluirlo donde puedo hehehe!).

Ya para la próxima semana debo finalizar de cortar las telas y empezar la fase de “piecing” o pegado. Es una de las etapas que más me gusta del proceso creativo (además de la de escoger las telas) puesto que las cosas poco a poco van tomando forma y pasan de ser pedazos individuales de tela a formar un todo con sentido!

Feliz semana,

Marina

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