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Costura

Selvages (o selvedges)

Son los orillos de la tela, donde generalmente está la información del diseñador, el nombre de la colección, año de fabricación, fabricante, nombre y número del diseño y la paleta de colores utilizada en la elaboración de esa tela en específico. Toda esa información resulta útil a la hora de buscar la misma tela o los demás diseños que componen la misma colección. Además, está terminados de una manera tal que no se deshilachan. Lo que me fascina de utilizarlos, es que no sólo revivo las telas que compré, sino que me divierte al ver la cantidad de colores que se usaron en cada tela y las diferentes formas con que son representados esos colores.

Aún cuando mucha gente no los utiliza, existe mucha gente que le saca provecho a esos orillos. A la final, es como tener un bono extra con cada pedazo de tela comprada… Confieso que al principio, yo formaba parte del primer grupo, pero a medida que fui conociendo más de este maravilloso hobby, me pasé para el segundo grupo, lamentando haber botado los orillos en el pasado.

Al ser lento el proceso de coleccionar selvages, me resulta muy útil aprovechar la generosidad de aquellas personas que no los usan pero los guardan para los que sí lo hacen, así que no pierdo la ocasión de comprar o pagar por el envío (dependiendo de cada persona) de lotes enteros de orillos, que al recibirlos los paso uno a uno (como un coleccionista de estampillas!), para deleitarme la vista primero, y que después procedo a lavar, planchar y organizar como todos mir orillos propios. Una chica, además de regalarme una caja completa de orillos, me envió varios retazos grandes de telas tabién y, por si fuera poco, un estupendo libro sobre cómo trabajar con los orillos y realizar colchas de estilo moderno: fue como morir y volver a nacer!

En el momento en que los plancho, aprovecho y me fijo si el borde está entero o si presenta síntomas de corte o alguna falla en la fabricación, puesto que de eso depende que mi proyecto no se vea perjudicado si algún pedazo de tela se deshilacha o desprende del resto.

PREPARACIÓN

Como ya dije, para mí los orillos son exactamente como cualquier otro pedazo de tela y les doy el mismo tratamiento, antes de clasificarlos. Si provienen de mis telas, obviamente ya están lavados y planchados, por lo que sólo tengo que cortarlos de la tela principal (generalmente los corto a 2 cm. del borde blanco; si se trata del lado que notiene ese borde, entonces los corto a 3 cm. de la orilla de la tela). No los corto hasta tanto no tener que utilizar el pedazo de tela en cuestión, puesto que puede ser, como en el caso de las tiras de los gorros médicos que estoy haciendo últimamente, que necesito el ancho completo de la tela y entonces no podría cortar el orillo. Hay personas que cortan 1/4″ por encima del borde blanco para que, al coser los orillos, no se vea ningún diseño de la tela sino solamente la parte escrita. Ya eso es a gusto de cada quien. Comparto la opinión que dice que mientras más pequeñas sean las baldosas, menor deberá ser la tela mostrada y las baldosas más grandes, lucirán mejor con mayor tela a la vista. Tampoco todos los orillos deben ser del mismo tamaño: es agradable ver un poco de variedad y la mía la obtengo precisamente de esa adquisición de orillos de otras personas.

Una vez que ya tengo los orillos separados, los coloco en una caja para dejar la clasificación para cuando exista ya un volumen considerable. No suelo dividirlos por color, puesto que generalmente los selecciono al azar y si necesitara algún color en especial, pues lo busco entre los orillos disponibles, así que prefiero dividirlos por tamaños para utilizar en cada proyecto la longitud adecuada y desperdiciar lo menos posible. Mi criterio de clasificación es el siguiente:

  • Menos de 5″
  • Entre 5″y 10″
  • Entre 10″ y 15″
  • Entre 15″ y 20″
  • Más de 20″
  • Diseñadores famosos (Kaffee Fasset Collective, Pat Bravo, Amy Butler, Tula Pink, Lotta Jansdotter, etc.)
  • Navidad
  • Orillos con restricción de ventas (algunas telas están hechas solamente para uso personal y no para la venta, así que esas automáticamente pasan a ser mías!)

COSER LOS ORILLOS

Como en casi todo mi aprendizaje, aprendí a coser los orillos por intuición y, al leer el libro que me regalaron, me di cuenta de que empezaba por el lado equivocado, haciéndome las cosas un poco más difíciles (por qué no se me habría ocurrido invertir el orden?).

Lo primero que hay que hacer, es conseguirse un pedazo de tela (preferiblemente delgada, pudiendo ser una que no nos guste puesto que nadie la va a ver: es la ocasión esperada para utilizar cualquier pedazo de tela tengamos en nuestro poder!) en donde comenzar a coser los orillos. Deberá ser del tamaño necesario para elaborar el proyecto en cuestión o un poco más grande puesto que después se recortará a la medida deseada. Hay veces en que se utiliza la misma tela que se usará en la colcha, por ejemplo, si la baldosa no estará totalmente recubierta de selvages. Cuando yo elaboro mis botas o individuales con los orillos, por ejemplo, de una vez coloco detrás de la base que utilizaré, la tela del interior de la bota o el reverso del individual, para que a cada costura se vaya acolchando el todo y quede practicamente terminado un lado y el otro al mismo tiempo.

Si el objeto que se desea realizar no amerita una base sobre la cual coser los orillos (porque es muy pequeño o porque no involucra un borde todo alrededor, por ejemplo), se pueden seguir las siguientes instrucciones sin necesidad de un pedazo de tela.

Lo primero que hay que hacer es conseguir todos los materiales necesarios y disponerlos sobre la mesa de trabajo. De esta forma se podrá chequear que no falte nada. En mi caso, para explicarles la técnica de costura de los orillos, he decidido hacer un posavasos (si no se cose alrededor del borde sino que se rellena, se obtiene un lindo alfiletero), así que lo que necesito es un pedazo de tela de 5″x5″, un retazo de tela blanca (o del mismo color de los orillos que se vayan a usar) de 1″x5″ y varios orillos de mínimo 5″ de largo, que precedentemente he cortado a 1/4″ del borde blanco del orillo mismo. Yo voy a utilizar toda la superficie del orillo, no sólo la parte en donde aparecen los colores. 

Se empieza con el retazo de tela blanca (en este caso en particular, pero pudiera ser cualquiera) y se sobrepone un orillo a una distancia de 1/4″ del borde superior. No hay que escatimar en este sentido porque, como lo mencioné antes, es demasiado doloroso ver un producto terminado que se dañe al lavarlo o usarlo porque la costura simplemente no agarró la cantidad de tela suficiente en ambos lados (ya me pasó con mi primer mantel y quería llorar!). Yo personalmente, prefiero planchar con vapor a cada sobrepuesta de material porque de esta forma las dos telas quedan bien unidas y no es necesario engomarlas o fijarlas de otra manera. Se procede a coser, preferiblemente con el hilo del mismo color del borde (al ser casi todos blancos, yo utilizo un hilo beige claro para que no distraiga la atención de la información impresa en el borde), a 1/8″ de distancia de la orilla de la tela. Yo me encuentro mejor cosiendo con los bordes sellados mirando hacia mi derecha porque me parece que controlo más la situación. Este proceso se repite hasta completar la baldosa que estamos haciendo.

Una vez completada la baldosa, se procede a recortarla del tamaño deseado, como una baldosa común y corriente. En este caso específico, rebajé el pedazo de tela a 4,5″ por lado, del mismo modo que hice con la baldosa de los orillos, porque me parecía muy grande. Colocamos ambas telas cara a cara con los lados derechos entre sí, cosemos todo alrededor a una distancia de 1/4″ dejando una abertura para poder voltear la pieza, cortamos las esquinas y volteamos. De esta forma obtenemos un cuadrado de 4″ de lado. Planchamos y cerramos la abertura costureando todo alrededor. Y ya tenemos nuestro hermoso posavasos o, como dije antes, si después de voltearlo lo rellenamos con el elleno que más nos gusta (las cáscaras de nueces machacadas es lo que se está usando recientemente para los alfileteros) y cerramos la abertura a mano, tendremos un colorido y original alfiletero.

ALGUNAS DE MIS CREACIONES

Aunque básicamente se puede hacer cualquier cosa con los orillos, como si fueran tiras regulares de tela, se prestan muy bien para objetos que necesiten una estructura más rígida, como bolsos, individuales, adornos, artículos para el hogar, cojines, o que se aproveche de la necesidad de coser a cortas distancias para crear el acolchado de una sóla vez.

Entre las cosas que he realizado, les muestro algunas, para que puedan tener un motivo de inspiración para sus próximos proyectos.

Moda

Influencia panameña

Desde antes de venir a vivir a Panamá, conocía las molas. Y sabía que eran realizadas por culturas indígenas de Colombia y Panamá, aunque desconocía que formaba parte de su vestimenta (tenía el concepto errado que se tratase de una manifestación srtesanal solamente): nuestra amiga María nos había regalado un forro para cojín que ella había realizado con una mola comprada en Colombia y que yo utililzaba sobre una mesita de noche porque no tenía un cojín de ese tamaño. Cada vez que observo una mola quedo asombrada por los detalles, la dedicación, la técnica, el diseño, la fantasía y la paciencia que estas mujeres deben de tener al confeccionarlas para después elaborar sus blusas. Hay que pensar que en cada blusa se utilizan dos molas “iguales” (una en la parte frontal y otra en el reverso).

Al llegar a Panamá, y visitar ferias de artesanía tanto en la capital como en la provincia, volví a sentir la hermosa sensación de descubrir obras de arte. No pasaba evento al cual no asistiese para “cazar” mis tesoros. Y la verdad es que hasta ahora he logrado reunir un buen número de molas, muy diferentes entre sí porque me gustan las rarezas. Una de las que más me gusta representa un Rey y una Reina de un mazo de naipes/cartas con unos detalles increíbles. Cual fue mi alegría al descubrir que no solamente en las ferias anuales podía comprar tales bellezas, sino en los mercados artesanales que había empezado a visitar para buscar los trajes típicos de mis hijos para el colegio (la verdad que resultaba bastante lógico pensar que fuera así, pero por algún motivo no había llegado a pensarlo hehehe).

La parte difícil es “deshacerme” de ellas para convertirlas en “algo”. Algunas las había comprado para decorar el cuarto de los chicos (se me pasaron las ganas al pensar que necesito un taladro para colgar algo en las paredes y no un simple martillo!), porque representan un Diablo Rojo (bus tradicional de Panamá) y un avión lleno de personas y animales. Otras las quería para mi, pero no puedo hacerme solamente bolsos (yo los maltrato hahaha!). En ese entonces no sabía colocar zipper así que estaban descartados los cojines… Y a la final, están todas guardaditas en una caja, esperando me llegue una iluminación!

De los Emberá Wounaan no conocía absolutamente nada, pero visitando las ferias empiezas a darte cuenta cuándo algo proviene de su cultura: los colores en los atuendos y una cestería refinada son características que enamoran a cualquier amante de lo autóctono. Hay algo que me gusta mucho de ellos y que cuando las tengo enfrente, no logro decidir cuál de ellas es la más bonita: unas máscaras de animales que nosotros colgamos de las paredes, pero que ellos utilizan precisamente como lo que son, máscaras! 

En una ocasión hallé varias molas más pequeñas (nunca le había puesto mucha atención a ese tipo de producto, enfocada como estaba en las molas tradicionales), algunas de ellas geométricas, otras de animales. 3 de ellas representaban unos gatos, e inmediatamente supe que las usaría para regalar a alguien amante de los felinos. Unos años más tarde, mi partera alemana vino a visitarnos a Panamá y le hice un bolso cruzado con dos de esas molas “gatunas”. Era una buena ocasión para que apreciara el arte local unido a algo moderno y útil. Con otra mola, hice otro bolso parecido al de ella, para que se lo llevara a una señora casi vecina nuestra, mientras vivíamos en Alemania, y que fue como una tía para nosotros. Ambas tenían gatos en la casa así que el éxito estaba asegurado! Para la mola de ardilla, encontré una tela dentro de mi selección, que estaba más que perfecta: unas avellanas! Si lo hubiese querido hacer a propósito, no lo hubiese logrado. Y así realicé varios bolsos similares, que aunque no pueden ser considerados “artesanías”, ayudan en la divulgación del patrimonío cultural panameño.

De los Kunas, no sólo aprendí a incorporar sus molas en mis productos, sino también las cintas que utilizan en la elaboración de sus blusas, justo encima de donde la mola viene cosida a la tela. La verdad es que fue pura coincidencia que dí con ellas, puesto que estaba haciendo mis compras “habituales” en una mercería del centro y como siempre tiendo a comprar más de la cuenta (léase lo-que-me-pueda-servir-algún-día), así que me llevé unas cuantas cintas muy coloridas. Qué creen? Resultaron divinas en mis bolsos Karina, añadiéndoles ese toque tan especial que las hacen realmente únicas (estrellita roja aparte).

Unos años más tarde, una amiga me pidió sugerencias para poder regalar a unas españolas que venieron por trabajo a Panamá, algo que fuera “típico” pero funcional, y preferiblemente que lo pudieran utilizar al regresar a España. Hicimos un inventario de la oferta local y, aparte los llaveros, ceniceros, molas sueltas, bolsos de molas, collares de perlas y demás muestras de artesanías, fue difícil conseguir algo que pudiera servir a las casi 2 docenas de personas de la misma manera, y conservando además la personalidad necesaria para que cada una se sintiera identificada con su estilo. Fue ahí donde me acordé que había visto unas bufandas “infinitas”, realizadas con tres telas diferentes y que se colocaban con dos vueltas alrededor del cuello, mostrando mayormente la tela favorita, pero luciendo al mismo tiempo las otras dos al mismo tiempo. La idea fue aprobada para que se realizaran con las telas que utilizan las etnias Kuna y Emberá Wounaan en la realización de sus faldas.

Era la primera vez que trabajaría con dichas telas y la curiosidad era muy grande. Cuando fui a comprarlas, me costó ubicar el pequeño local que me habían descrito, ubicado en un sótano, cerca del Casco Antiguo, pero cuando entré me sorprendió la variedad de diseños que habían y al no necesitar pedazos muy grandes, pude zambullirme en el cajón de los retazos donde la diversidad de patrones era aún más grande. Zebras, cocodrilos, ranas, flores, tucanes, parecían estar ahí esperándone! Resultado? Llegué a la casa con una bolsa llena de tela azul y muticolor, lista para empezar a combinarlas.

Confieso que resultó más agradable trabajar con la tela de los Kunas porque se asemeja a las telas batiks de Indonesia, mientras que la de los Emberá Wounaan (la paruma) resultó complicada porque se le corren los hilos con extrema facilidad y por ende el dibujo ya no queda parejo. En algunas de las piezas kunas, utilicé también retazos de la tela roja que las indígenas utilizan para cubrirse la cabeza. El contraste es bastante interesante. En algunas telas los patrones me recordaban motivos del sur de España, donde se respira todavía la influencia árabe.

El resultado fue extraordinario, no sólo por el producto como tal (al parecer las señoras quedaron encantadas con el regalo que recibieron), sino porque además quise que en el empaque estuviera una pequeña reseña acerca de cada una de las culturas (según el caso). Considero importante conocer algunos datos del país que se visita, y más si se pueden aprender de una forma placentera y divertida.

Después de esta experiencia, he realizado varios de mis productos con tela kuna (que como dije es más resistente y fácil de trabajar que la paruma), como los porta-cargadores y las cartucheras/lapiceras. Le agregan ese toque de originalidad a las cosas que los hacen diferentes del resto del grupo y que puede representar un pedacito de Panamá aún en objetos que no son considerados tradicionales.

¡QUE VIVA PANAMÁ!

Consejos

Antes de empezar a coser

Mientras cosía la “ración” semanal del mantel para mi madre (más adelante publicaré un post sobre este tema), estaba pensando en cuál iba a ser mi próxima publicación en la página. Tenía varias en mente pero, así como cuando tengo que escoger cuál de todos mis proyectos voy a coser en un determinado momento, la inspiración determina el proceder así que les voy a dar algunos consejos antes de empezar cualquier proyecto.

TELAS

No voy a hablar de los tipos de telas que hay, puesto que yo sólo me dedico a las que son 100% algodón y la lona, sino que les voy a contar cómo yo preparo mis telas previo al corte. Hay muchas ideas al respecto y cada persona tiene su teoría. Hay personas que prefieren trabajar con las telas nuevas tal como vienen de la tienda puesto que poseen un producto que las hace un poco más tiesas y por ende más fáciles de manejar, pero personalmente pre-lavo TODAS mis telas, por dos motivos principales:

Primero, lo hago para evitar que puedan desteñir y por ende arruinar el trabajo que hice (que no lo vería yo sino mi clienta o la persona qe recibió algo mío como regalo) y eso no entra dentro de mis opciones. Con el pasar de los años he aprendido a lavar todas las telas que compro en lavadora, ciclo suave, detergente para ropa delicada y una hoja de COLOR CATCHER o atrapa color: una solución mágica que atrapa todo el color que alguna prenda pudiera soltar, haciendo que ninguna otra pieza presente en la lavadora pueda quedar teñida y arruinada. Es una cajita de cartón roja y contiene 20 hojitas, es decir 20 lavadas. Yo suelo volver a usarla si veo que no hubo coloración en la lavada. Créanme que vale la pena invertir en ese producto también para el lavado de ropa normal: ya no separo la ropa delicada en blanca y oscura, toda va en la misma lavadora pero con la hojita mágica! Otro producto sencillamente maravilloso, en caso de que ya el daño esté hecho, es el quita-desteñidos DYLON: se disuelve en agua (bien sea para lavado a mano como en lavadora) y elimina los tintes accidentales de la ropa. La primera vez lo compré con dudas pero con esperanzas al mismo tiempo, puesto que quería salvar una camisa que había manchado. Después de ver el resultado, ya no falta en mi lavandería! La cajita trae 2 sobres, es decir sirve para dos usos. En Panamá, sólo los he visto en los supermercados Riba Smith, cerca de los detergentes para lavadora.

Segundo, no me gustaría ver que alguna prenda mía se encogiera: sería una falta inconcebible! A muchas personas que viven en los países fríos, donde elaborar colchas es prácticamente cosa de todos, les gusta cuando lavan la colcha después de haberla terminado y la tela se encoge un 2-4%, creando un efecto como de pieza antigua, vivida. Panamá no tiene el clima para hacer colchas así que es algo que hago relativamente poco y me dedico más a bolsos y decoración para el hogar: se imaginan que me pidan un camino de mesa para una determinada mesa de la sala y que, después de lavarla, se encoja dejando al descubierto más superficie de la que se quería mostrar? No se vería nada bien y perdería profesionalidad.

Después de lavarlas, procedo a plancharlas y guardarlas en cajas plásticas, dividiéndolas por color. De esta forma, es más fácil conseguir lo que busco y el polvo no las dañará. Las únicas telas que nadie lava previamente son las que se conocen como PRE-CUTS o precortadas: son cortes específicos de telas para facilitar la elaboración de piezas de patchwork. Las más conocidas son Jelly Rolls (selección de 40-42 tiras de 2,5 pulgadas de ancho por el largo de la tela), Honey Bun (selección de 40-42 tiras de 1,5 pulgadas de ancho por el largo de la tela), Layer Cakes (selección de 40-42 cuadrados de 10 pulgadas de lado), Charm Packs (selección de 40-42 cuadros de 5 o 6 pulgadas de lado), Mini Charm Packs (selección de 40-42 cuadritos de 2,5 pulgadas de lado), Fat Quarter Bundle  (selección de rectángulos de 18×22 pulgadas) y Fat Eight Bundles (selección de rectángulos de 9×22 pulgadas).

HILO

Creo firmemente que cuando hacemos algo, especialmente para los demás, debemos de utilizar los mejores ingredientes o materiales, si no, no vale la pena hacerlo. Este principio lo he visto siempre a lo largo de toda mi vida, con los varios emprendimientos de mis padres y, por ende, los míos.

El mejor hilo que consigo yo aquí es Güttermann, 100% poliester. Es alemán, muy resistente, no se deshilacha y viene en un sin fin de tonalidades. Además, existen 3 tamaños diferentes, 100, 250 y 500 m., lo cual facilita la buena utilización del mismo. En Europa y en Estados Unidos es muy famoso Aurifil, italiano y de gran trayectoria también, pero en Panamá sólo es posible conseguirlo a través de tiendas on-line.

He aprendido a coser mis retazos con el color beige como hilo principal, en lugar del blanco que resulta el más tradicional, pero más monótono a mi manera de ver y más fácil de detectar si algo sale mal (y como a mi no me gusta la monotonía ni lo que todos hacen, pues decidí cambiar ese color!). También suelo utilizar tonos más oscuros, como negro, índigo o marrón, si la tela es muy oscura puesto que siempre existe la posibilidad de que se vean las puntadas, especialmente si se planchan las junturas abiertas.

AGUJAS

Siguiendo el mismo principio anterior, las únicas agujas que utilizo son Schmetz (Alemania) y Singer (USA). Vienen en varias medidas, dependiendo del grosor de la tela que se quiera coser. Es muy importante escoger la aguja adecuada si queremos evitar que se rompa la punta sin necesidad. Me gusta mucho la 75/11 puesto que entra muy bien en 2 capas de telas de algodón (prácticamente para lo que sería el piecing o unión de varios pedazos de tela). La 80/12, que es la más común en el mercado local, también es muy buena para el piecing pero a veces puede jalar algunos hilos, especialmente si la tela es más liviana que la tradicional; perfecta para coser 4 capas de telas juntas o tela de lona. La 90/14 se utiliza para telas más gruesas como el jeans. La 100/16 todavía no la he utilizado pero igual sirve para el jeans o telas aún más gruesas. Existen también agujas especiales para tela de jersey o franela, donde la punta no debe ser afilada sino más bien redondeada para abrirse paso entre los hijos y no cortarlos; y para telas tipo lycra, donde la tela resulta elástica por ambos sentidos.

Conviene cambiar la aguja después de cada proyecto grande o cuando notamos que aparece un ligero ruido al momento de que la aguja hace contacto con la tela: es señal de que la punta ya no está tan afilada como antes y podría deteriorar la tela que estamos utillizando.

PLANCHA

No sabía la diferencia entre una plancha buena y una plancha especial para quilters hasta que en diciembre del año pasado me regalé una para Navidad! Oliso Mini Iron es la mejor plancha que se pueda pedir porque llega a temperatura en pocos segundos, posee la punta extrafina para separar las dos telas sin necesidad de usar los dedos, su superficie es de cerámica para mantener una temperatura constante, tiene una base de silicona flexible para apoyarla mientras está en uso pero con un gancho para cuando se quiere guardar y además cuenta con suministro de vapor para eliminar las arrugas más difíciles. Fue diseñada con un formato más pequeño que la tradicional Oliso Pro o Smart y con un voltaje universal (220/110) para facilitar su transporte y uso durante los viajes. Es decir, no sólo mi máquina de coser la puedo utilizar en cualquier país adonde vaya sino también mi plancha! Y eso es una maravilla, para una persona siempre dispuesta a mudarse!

 

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