El ser humano es considerado un animal social y el año pasado nos hizo sentir cuán importante es, para cada uno de nosotros, el poder relacionarnos con nuestro círculo cercano. La falta de libertad de movimiento, el tener que estar distanciados de los demás y los restaurantes inhabilitados para comer en el local fue lo más difícil de toda esta pandemia, a nivel personal. Realmente extraño estar en contacto con mis amigos, compartir un buen café o entablar una conversación cara a cara.
Lo bueno de todo esto, es que me hizo pensar en las maravillosas amistades que he logrado cosechar desde mi llegada a Panamá, 11 atrás, y de las muchas ocasiones en que disfruté su compañía. Siempre hemos tratado de reunirnos para celebrar un cumpleaños, algún evento especial, una reunión en casa o una simple llamada para ver quién estaba disponible para comprtir un pedazo de torta y charlar! Y así decidí realizar algo para cada una de ellas…
Vi este mini quilt en la cuenta de instagram de Fat Quarter Shop, @fatquartershop (siempre tienen buenas ideas y proyectos, además de contar con una tienda increíble!) y lo consideré perfecto, puesto que a) tendré bastante tiempo para realizarlos y no son tan comprometedores, b) cada año lo usarán y se acordarán de mi (modestamente hehehe) y c) la Navidad es algo que a todos les gusta y llena de felicidad. Además, cada quien podrá darle el uso que desee: colgarlo, usarlo como centro de mesa, exhibirlo cerca del nacimiento, etc.
Todas las telas verdes las encontré entre mis retazos y las blancas las compraré especialmente puesto que es un color que no acostumbro a utilizar (aunque siempre me hayan gustado los trabajos que veo que tengan fondo blanco). Por ahora corté dos fat quarters (cuartos de yarda) que encontré en mi inventario para ver si adelanto algunas líneas, mientras llegan las demás. Para aprovechar al máximo mis retazos, corté las telas en dos medidas, 3 y 4 pulgadas de alto, ultilizando una regla especial a forma de pirámide (tumbler, en inglés) para que los cortes sean precisos y rápidos. No es la regla que ellos promocionan, sino que es una que ya tenía para otro diseño pero sirve para el mismo propósito, puesto que se van a necesitar dos tipos de pirámides: uno angosto y otro más ancho. En total, serán 7 mini quilts con los retazos grandes y 14 mini quilts con retazos pequeños. Ya después pensaré en las telas marrones para el tronco y en las que colocaré en el reverso…
Quise probar a coser las filas más largas, donde se necesitara solamente una pieza de tela blanca en cada lado, porque la idea es de utilizar varios diseños de telas blancas para darle un toque de patchwork ahí también. Me gusta como se ve el resultado parcial: aunque los verdes sean tan diferentes entre sí, armonizan muy bien juntos. Es la magia de los retazos o scraps: mientras más diversos, mejor!
Y ustedes: han hecho cosas para sus amigos, para que siempre queden en sus memorias? Me encantaría que compartieran conmigo…
A lo largo de mi -corta- carrera profesional en el campo del patchwork, he tenido unos cuantos proyectos que considero han sido retadores y logré terminarlos una vez que me deshice de mis creencias perfeccionistas y dí rienda suelta a mi creatividad. Siempre los consideré como una fuente de crecimiento aún cuando pusieron a dura prueba mi paz mental hehehe
Lo que me ha sido comisionada ahora, no es difícil di per sé, sino que la parte desafiante va a ser terminarla como debe ser. Se trata de mi primera colcha (o quilt) para una cama king, con un tamaño aproximado de 110 por 110 pulgadas. En Panamá no existe nadie que ofrezca un servicio de longarm o acolchado de piezas muy grandes con máquinas de coser que tengan un brazo móvil, como existen en Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa, donde el patchwork y el quilting datan desde hace muchas décadas. Así que tendré que acolcharla con mi super máquina de coser casera! Hasta ahora solamente he completado colchas twin y queen, obteniendo resultados más que satisfactorios.
El fin de semana me dediqué a planearla, basándome en una colcha que vi en Instagram (foto superior). La creadora de la misma, Jackie Kunkel, se basó en un modelo que vió en el libro “The Big Book of Scrappy Quilts” de Martingale/That Patchwork Place. El modelo se llama Scrappy Rectangles de Jo Parott. Lo que más me gustó de la versión de Kunkel es la explosión de color sin que resulte fastidiosa a la vista al agregar el borde negro -sashing en inglés- que contenga a cada cuadro o baldosa (cosa que en la versión original no existe). Eso le da un sentido de orden y la posibilidad de enfocarse en los detalles de cada tela. Confieso que siempre me han gustado las colchas “scrappy” o de retazos, en el verdadero sentido de la palabra: no es lo mismo comprar yardas de telas y recortarlas en los pedazos que se necesitan a utilizar los retazos de tela que ya tenemos en nuestro poder: la variedad es mucho mayor y la diversión está justamente en recolectar todos esos pedazos en un solo producto final. Es como tener un portafolio de todas las telas que hemos utilizado a lo largo de nuestra producción.
Esta semana ya terminé de cortar las telas negras (mitad del requerimiento total de retazos empleados en la elaboración de las baldosas), las azules y las verdes, además de algunos otros colores. Ha sido divertido buscar entre mis retazos y traer a la memoria cuándo compré las telas, o dónde, para qué las usé la primera vez, si me las regalaron… En fin, un zambullido en el pasado!
No voy a realizar las baldosas del mismo tamaño original, sino que opté por cortar los rectángulos media pulgada más grandes, puesto que tengo una regla que me ayuda a cortar tiras de 2,5 pulgadas de ancho y realmente es una bendición, a la hora de hacer muchos cortes y necesitarlos todos iguales. También fueron eliminadas las telas con fondo blanco, a petición de la cliente, por lo que el resultado final será un poco más oscuro. Todavía tengo que decidir si los cuadrados que se utilizan junto con el borde negro serán simples o utilizaré los que cosí de más para realizar el mantel de mi madre (los 4 triángulos en un cuadrado), puesto que tienen igualmente 2,5 pulgadas de lado y calzarían a la perfección. Si no uso esos, utilizaré telas de Kaffe Fassett para tener algo de homogeneidad entre tanto diseño (es mi diseñador favorito y trato de incluirlo donde puedo hehehe!).
Ya para la próxima semana debo finalizar de cortar las telas y empezar la fase de “piecing” o pegado. Es una de las etapas que más me gusta del proceso creativo (además de la de escoger las telas) puesto que las cosas poco a poco van tomando forma y pasan de ser pedazos individuales de tela a formar un todo con sentido!
Son los orillos de la tela, donde generalmente está la información del diseñador, el nombre de la colección, año de fabricación, fabricante, nombre y número del diseño y la paleta de colores utilizada en la elaboración de esa tela en específico. Toda esa información resulta útil a la hora de buscar la misma tela o los demás diseños que componen la misma colección. Además, está terminados de una manera tal que no se deshilachan. Lo que me fascina de utilizarlos, es que no sólo revivo las telas que compré, sino que me divierte al ver la cantidad de colores que se usaron en cada tela y las diferentes formas con que son representados esos colores.
Aún cuando mucha gente no los utiliza, existe mucha gente que le saca provecho a esos orillos. A la final, es como tener un bono extra con cada pedazo de tela comprada… Confieso que al principio, yo formaba parte del primer grupo, pero a medida que fui conociendo más de este maravilloso hobby, me pasé para el segundo grupo, lamentando haber botado los orillos en el pasado.
Al ser lento el proceso de coleccionar selvages, me resulta muy útil aprovechar la generosidad de aquellas personas que no los usan pero los guardan para los que sí lo hacen, así que no pierdo la ocasión de comprar o pagar por el envío (dependiendo de cada persona) de lotes enteros de orillos, que al recibirlos los paso uno a uno (como un coleccionista de estampillas!), para deleitarme la vista primero, y que después procedo a lavar, planchar y organizar como todos mir orillos propios. Una chica, además de regalarme una caja completa de orillos, me envió varios retazos grandes de telas tabién y, por si fuera poco, un estupendo libro sobre cómo trabajar con los orillos y realizar colchas de estilo moderno: fue como morir y volver a nacer!
En el momento en que los plancho, aprovecho y me fijo si el borde está entero o si presenta síntomas de corte o alguna falla en la fabricación, puesto que de eso depende que mi proyecto no se vea perjudicado si algún pedazo de tela se deshilacha o desprende del resto.
PREPARACIÓN
Como ya dije, para mí los orillos son exactamente como cualquier otro pedazo de tela y les doy el mismo tratamiento, antes de clasificarlos. Si provienen de mis telas, obviamente ya están lavados y planchados, por lo que sólo tengo que cortarlos de la tela principal (generalmente los corto a 2 cm. del borde blanco; si se trata del lado que notiene ese borde, entonces los corto a 3 cm. de la orilla de la tela). No los corto hasta tanto no tener que utilizar el pedazo de tela en cuestión, puesto que puede ser, como en el caso de las tiras de los gorros médicos que estoy haciendo últimamente, que necesito el ancho completo de la tela y entonces no podría cortar el orillo. Hay personas que cortan 1/4″ por encima del borde blanco para que, al coser los orillos, no se vea ningún diseño de la tela sino solamente la parte escrita. Ya eso es a gusto de cada quien. Comparto la opinión que dice que mientras más pequeñas sean las baldosas, menor deberá ser la tela mostrada y las baldosas más grandes, lucirán mejor con mayor tela a la vista. Tampoco todos los orillos deben ser del mismo tamaño: es agradable ver un poco de variedad y la mía la obtengo precisamente de esa adquisición de orillos de otras personas.
Una vez que ya tengo los orillos separados, los coloco en una caja para dejar la clasificación para cuando exista ya un volumen considerable. No suelo dividirlos por color, puesto que generalmente los selecciono al azar y si necesitara algún color en especial, pues lo busco entre los orillos disponibles, así que prefiero dividirlos por tamaños para utilizar en cada proyecto la longitud adecuada y desperdiciar lo menos posible. Mi criterio de clasificación es el siguiente:
Orillos con restricción de ventas (algunas telas están hechas solamente para uso personal y no para la venta, así que esas automáticamente pasan a ser mías!)
COSER LOS ORILLOS
Como en casi todo mi aprendizaje, aprendí a coser los orillos por intuición y, al leer el libro que me regalaron, me di cuenta de que empezaba por el lado equivocado, haciéndome las cosas un poco más difíciles (por qué no se me habría ocurrido invertir el orden?).
Lo primero que hay que hacer, es conseguirse un pedazo de tela (preferiblemente delgada, pudiendo ser una que no nos guste puesto que nadie la va a ver: es la ocasión esperada para utilizar cualquier pedazo de tela tengamos en nuestro poder!) en donde comenzar a coser los orillos. Deberá ser del tamaño necesario para elaborar el proyecto en cuestión o un poco más grande puesto que después se recortará a la medida deseada. Hay veces en que se utiliza la misma tela que se usará en la colcha, por ejemplo, si la baldosa no estará totalmente recubierta de selvages. Cuando yo elaboro mis botas o individuales con los orillos, por ejemplo, de una vez coloco detrás de la base que utilizaré, la tela del interior de la bota o el reverso del individual, para que a cada costura se vaya acolchando el todo y quede practicamente terminado un lado y el otro al mismo tiempo.
Si el objeto que se desea realizar no amerita una base sobre la cual coser los orillos (porque es muy pequeño o porque no involucra un borde todo alrededor, por ejemplo), se pueden seguir las siguientes instrucciones sin necesidad de un pedazo de tela.
Lo primero que hay que hacer es conseguir todos los materiales necesarios y disponerlos sobre la mesa de trabajo. De esta forma se podrá chequear que no falte nada. En mi caso, para explicarles la técnica de costura de los orillos, he decidido hacer un posavasos (si no se cose alrededor del borde sino que se rellena, se obtiene un lindo alfiletero), así que lo que necesito es un pedazo de tela de 5″x5″, un retazo de tela blanca (o del mismo color de los orillos que se vayan a usar) de 1″x5″ y varios orillos de mínimo 5″ de largo, que precedentemente he cortado a 1/4″ del borde blanco del orillo mismo. Yo voy a utilizar toda la superficie del orillo, no sólo la parte en donde aparecen los colores.
Se empieza con el retazo de tela blanca (en este caso en particular, pero pudiera ser cualquiera) y se sobrepone un orillo a una distancia de 1/4″ del borde superior. No hay que escatimar en este sentido porque, como lo mencioné antes, es demasiado doloroso ver un producto terminado que se dañe al lavarlo o usarlo porque la costura simplemente no agarró la cantidad de tela suficiente en ambos lados (ya me pasó con mi primer mantel y quería llorar!). Yo personalmente, prefiero planchar con vapor a cada sobrepuesta de material porque de esta forma las dos telas quedan bien unidas y no es necesario engomarlas o fijarlas de otra manera. Se procede a coser, preferiblemente con el hilo del mismo color del borde (al ser casi todos blancos, yo utilizo un hilo beige claro para que no distraiga la atención de la información impresa en el borde), a 1/8″ de distancia de la orilla de la tela. Yo me encuentro mejor cosiendo con los bordes sellados mirando hacia mi derecha porque me parece que controlo más la situación. Este proceso se repite hasta completar la baldosa que estamos haciendo.
Una vez completada la baldosa, se procede a recortarla del tamaño deseado, como una baldosa común y corriente. En este caso específico, rebajé el pedazo de tela a 4,5″ por lado, del mismo modo que hice con la baldosa de los orillos, porque me parecía muy grande. Colocamos ambas telas cara a cara con los lados derechos entre sí, cosemos todo alrededor a una distancia de 1/4″ dejando una abertura para poder voltear la pieza, cortamos las esquinas y volteamos. De esta forma obtenemos un cuadrado de 4″ de lado. Planchamos y cerramos la abertura costureando todo alrededor. Y ya tenemos nuestro hermoso posavasos o, como dije antes, si después de voltearlo lo rellenamos con el elleno que más nos gusta (las cáscaras de nueces machacadas es lo que se está usando recientemente para los alfileteros) y cerramos la abertura a mano, tendremos un colorido y original alfiletero.
ALGUNAS DE MIS CREACIONES
Aunque básicamente se puede hacer cualquier cosa con los orillos, como si fueran tiras regulares de tela, se prestan muy bien para objetos que necesiten una estructura más rígida, como bolsos, individuales, adornos, artículos para el hogar, cojines, o que se aproveche de la necesidad de coser a cortas distancias para crear el acolchado de una sóla vez.
Entre las cosas que he realizado, les muestro algunas, para que puedan tener un motivo de inspiración para sus próximos proyectos.
El trabajo de todo quilter gira alrededor de los quilts o colchas, y si bien pueden parecer iguales a las mantas, no lo son. De hecho, en muchos lugares, llamar manta (blanket) a una colcha (quilt) es ofender el trabajo de quien la realizó. Son obras de arte en todo su significado y requieren de mucho trabajo, talento, dedicación y paciencia para realizarlas. Personalmente, desearía haber realizado muchas más colchas a lo largo de toda mi vida, pero por una razón u otra, no fue así. Considero que es como tener un enorme lienzo blanco en donde poder plasmar las emociones que en ese momento tenemos, bien sea por las telas que utilizamos, la persona quién nos comisionó el trabajo o la persona a quién irá destinado. Muchas cosas influyen a la hora de escoger el modelo que se quiere realizar.
Pero como decía, por vivir en un país con clima cálido, donde las colchas no son necesarias, esas emociones para realizarlas tuve que dirigirlas hacia otros productos, con superficies no tan grandes. Hasta que un día caí en cuenta que lo más parecido a un lienzo en blanco, por la semejanza a una colcha, era precisamente un lienzo en blanco. Puede sonar redundante y hasta demasiado lógico, pero nunca se me había ocurrido antes: no se necesita realizar un sandwich (tope, guata, fondo) y por ende un acolchado (ahorro de tiempo y de costo final), puedo igualmente expresar lo que siento según la ocasión, es un formato discretamente grande donde desplayarme, hay mucha costura involucrada (la selección de telas y la realización del motivo es lo que más me gusta del proceso creativo!) y mucha gente lo puede admirar, puesto que va colgado de una pared. Además, puedo colocar una dedicatoria y la fecha de entrega en la parte trasera del lienzo, sin que eso esté en una tarjeta o papel aparte, con el riesgo de que se pierda. Mi famosa engrapadora de tapicería resultó, una vez más, muy útil en el proceso.
El primero que recuerdo haber hecho, como obra de arte en serio, fue “Caos Urbano”, en el 2011. El nombre se lo di porque, visto de lejos, las telas hacen un juego de luces como si se tratasen de habitaciones iluminadas en una ciudad (tal vez el valle de Caracas influenció en esa decisión). Lo diseñé pensando en la habitación que estábamos remodelando en la posada de la cual éramos socios, aprovechando la ausencia de nuestro socio. Queríamos darle una sorpresa, y lo logramos! Fue la habitación más asolicitada por los huéspedes y de ahí en adelante, ninguna otra habitación tendría jamás las paredes blancas de nuevo hehehe. La verdad es que me divertí mucho haciéndolo, especialmente porque no utilicé algún patrón sino una idea que tenía en la cabeza, y aunque no resultó como lo había pensado lo resolví con un poco de cálculo, geometría y telas adicionales. Ahora está colgado en el pasillo de mi habitación y lo disfruto cada vez que entro.
Unos meses más tarde, hice este otro para alegrar el cuarto de una compañera de trabajo. Utilicé unos retazos de tela que me habían regalado en Italia, bastante más gruesos de lo acostumbrado, y a medida que fui disponiendo y cosiendo las telas, se me parecía cada vez más a las siluetas de unos rascacielos en pleno atardecer (cielo rojo hacia el azul). Nunca llegué a ponerle nombre pero me gustaba el efecto; tanto es así que le puse un bordecito gris para simular una calle.
De ahí en adelante, cada vez que alguien se mudaba, le regalaba un cuadro para que le alegrara algún espacio. Éste, por ejemplo, se lo dí a la misma compañera de trabajo, un año más tarde, cuando se mudó a un apartamento completo. No hubo mucho raciocinio involucrado, sino más bien buscaba combinaciones alegres de colores y diseños. Me gustó el hecho de que las telas tuvieran los diseños grandes, que destacaran entre sí.
En el 2013, se graduó mi hermano de la universidad y quise darle algo que no fuera el mismo bolígrafo de siempre. Algo que le recordara cuánto lo quiero a pesar de las peleas que tuvimos (y que seguiremos teniendo porque no la pensamos igual hahaha). En Facebook había visto ya varias colchas con corazones hechos de tiras y decidí que ese iba a ser mi diseño. Lo dibujé primero en papel, para calcular cuántas baldosas y de qué tamaño las necesitaba, según el tamaño del lienzo más grande que había podido encontrar. Después me divertí a revisar TODAS mis telas rojas y negras para cortar las tiras necesarias (no las corté del mismo tamaño sino que aproveché esa diversidad para utilizar todas las que ya estaban cortadas). Recuerdo que cuando terminé las baldosas hice varias pruebas para el borde, pero ninguna me convencía, hasta que le pregunté a mi madre (siempre tiene un punto de vista diferente del mío, sin ser lógico para mí) y con extrema naturalidad me dijo: amarillo! Yo trataba de buscar en mi cabeza dónde algo rojo con negro podía combinar con amarillo, pero cuando coloqué la tela cerca… voilá! La combinación perfecta! Enmarca perfectamente el corazón, agregándole alegría, sin restarle importancia al diseño principal. Me gustó ver que a mi hermano le agradó el regalo y lo tuvo siempre colgado en su cuarto, hasta el día en que se mudó. Próximamente volverá a tenerlo cerca…
Estoy consciente de que hay artistas textiles que superan con creces mis lienzos, tanto en belleza, complejidad y técnica. Pero me gusta lo que he hecho hasta ahora y que haya gente que lo aprecia. Todavía tengo unos cuantos lienzos disponibles por ahí que desean ser utilizados, y creo que uno de ellos lo llenaré con esta composición. Compré estos triángulos en batik hace años y nunca los utilicé. Son unas de mis telas favoritas puesto que se estampan a mano y cada uno termina saliendo diferente del otro: no hay dos iguales! Me recuerda un poco las olas del mar y tal vez aprovecharé para realizar algún bordado en los espacios vacíos. Siempre me he sentido intimidada con el bordado a “manos libres”: ya veremos qué sale de todo esto!
Siempre tuve en mente hacer un mantel para el comedor de mi madre, pero esperando la “idea genial” nunca llevé a cabo esa deseo. No fue sino hace unos meses atrás cuando se me presentó frente a mi, a través de instagram, un quilt maravilloso fotografiado sobre una mesa. Juro que pensé se trataba de un mantel, hasta que leí toda la descripción. Quedé sencillamente enamorada y le tomé una foto para mostrársela a mi madre, quien quedó enamorada a su vez. El trabajo en cuestión es de una quilter australiana, @semichaotic (te invito a visitar su cuenta si te gustan los trabajos fuera de lo normal, como bien su nombre lo indica!) y la mezcla de telas y colores que realizó fue, para mi, extraordinaria! Ahí supe que ese era el diseño que me gustaría ver representado en el mantel de mi madre. Obviamente las telas no iban a ser las mismas, pero la idea de que fuera full color me gustó mucho porque ella adora los contrastes fuertes, la decoración mexicana, la mediterránea, la española con mezcla de influencias árabes, la peruana… En fin: cualquier cosa que implique colores llamativos, sin reglas aparentes.
Analizando el diseño, decidí eliminar la baldosa central representada por 4 triángulos en un cuadrado porque quería que se destacara más el diseño de rombos que se creaba en el fondo (ver foto encima del título). Voy a utilizar todos los retazos de telas que tengo a disposición y la medida más obvia que se me cruzó por la cabeza fue la de 2,5″ por lado. Ya veremos cómo quedará en el contexto porque la verdad no quiero baldosas demasiado grandes que distraigan la vista mientras la gente come, sino más bien que fuera algo homogéneo dentro de tanta variedad de telas.
Para aportarle los colores necesarios que le gustan a ella, me voy a enfocar en las telas del diseñador Kaffe Fassett y su colectiva, que muchos ya saben es uno de mis favoritos, y en algunos retazos de telas batiks. Ambos tipos de telas se la llevan muy bien juntos y contrastarían con las demás. Dentro de mis telas de KFC (Kaffe Fassett Collective) había un entramado de flores con fondo verde: ya corté cada cuadrado para obtener así 31 centros de baldosas, los cuales estarán distribuidos por todo el mantel. Todas las baldosas compuestas (triángulo en medio cuadrado y los cuatro triángulos) llevan una tela de KFC o batik y otra tela regular. Es la primera vez que no me importó si ambas telas combinaban o no, porque seguí el mismo consejo que me dio @semichaotic: “mix and don’t match” (mezclar y no combinar) obteniendo algunos resultados verdaderamente sorprendentes!
Para agillizar el trabajo de coser las baldosas de 4 triángulos en un cuadrado, me inventé un método que hasta ahora no recuerdo haber visto en ningún libro (si no es así, ruego me avisen el autor para mencionarlo aquí): a una tira larga de 2,5″de ancho, le fui colocando arriba cuadrados del mismo ancho, con la diagonal trazada, de manera tal que donde terminara una, empezara la otra y así ir cosiendo a ambos lados de todas las diagonales (coser en bias no es muy divertido que digamos y teniendo una base más estable pues es mejor). Resultó mucho más rápido que coser cada cuadrito por individual! Al terminar las costuras, simplemente se corta con la tijera la tira larga a la altura del cuadrito cosido y después a lo largo de la línea trazada con el bolígrafo. De esta forma, se obtienen 2 triángulos en medio cuadrado que al sobreponerlos en sentido contrario (lados derechos juntos) y repitiendo la misma operación anterior, terminamos obteniendo dos baldosas de 4 triángulos en un cuadrado. Hay que sacar bien las cuentas (no como yo que multipliqué por dos los cuadrados necesarios para obtener las baldosas requeridas y terminé con el doble de las baldosas necesarias hahaha!): por cada 2 cuadrados de tela se obtienen 2 triángulos en medio cuadrado o 2 cuatro triángulos en un cuadrado.
Existen varias maneras de obtener los triángulos de medio cuadrado. Las dos más rápidas que encontré, si dispones de retazos grandes y no te importa repetir los diseños, son las de obtener 4 y 8 baldosas respectivamente, a partir de dos cuadrados de tela. La primera (mano izq.), tiene la desventaja que al abrir las baldosas obtenidas, vas a trabajarlas al bias puesto que los lados que quedan al descubierto son las diagonales de las telas. En la segunda (der.), las diagonales son los lados cosidos, así que cuando abres las baldosas, trabajas con los lados rectos de las telas y son más fáciles de trabajar. La verdad es que terminé por no incluir estas baldosas dentro del mantel puesto que, al hacer mal el cálculo y terminando con baldosas en exceso, decidí quedarme con una de cada diseño para no repetirlos y las demás las destinaré para otro proyecto. De todas maneras, fue interesante probar ambas técnicas y saber que existen para cuando necesite producir HST en masa! En internet existen páginas muy buenas en donde detallan las medidas que tienen que tener los cuadrados te tela para obtener baldosas de determinados tamaños. Es siempre preferible trabajar con un poco más de margen y perfilar las baldosas con la cuchilla giratoria al final, que trabajar con medidas exactas porque basta un pequeño desvío con la máquina y las medidas no van a coincidir (especialmente si se cose de noche como yo, que uno tiende a estar más cansado!).
Así lucía mi mesa el primer día que empecé a cortar los retazos y a coser las tiras para formar los 3 cuadrados juntos. Confieso que cada vez que trabajo con “mis” retazos, revivo la historia que hubo detrás de cada tela o los productos que con ella elaboré en su momento… Es como jugar a Memory!
En una primera instancia, había utilizado el software Electric Quilt 5 para diseñar el mantel y saber exactamente cuántas baldosas iba a necesitar y de qué tipo. Por desgracia, tuvimos que formatear mi pc y entre una cosa y otra, ese documento no se guardó para pasarlo a mi viejo laptop, así que tuve que diseñarlo de nuevo. Esta vez, me fui por el sistema tradicional y lo hice con papel y lápiz (menos mal que le había comprado un block de dibujo cuadriculado a mis hijos y ese mismo fue el que utilicé). Al parecer, la primera vez que había diseñado el mantel, había hecho un error de conversión entre centímetros y pulgadas y había calculado más baldosas de las necesarias. Ahora, revisando y corrigiendo mis cálculos, la cantidad que necesito es menor así que prácticamente tengo hechas las baldosas compuestas necesarias para confeccionar un segundo mantel hahaha (será que me hago uno a mi también? No me disgutaría la idea en lo absoluto!): estamos hablando de 29 filas por 33 columnas, para un total de 957 baldosas (127 de 4 triángulos, 224 de triángulos en medio cuadrado y 606 cuadrados).
Alrededor, voy a colocar un borde de 2,5″ de ancho como para que encierre y mantenga las baldosas en orden. Ya tengo las telas vistas, si es que no cambio de opinión una vez esté todo ensamblado (no es raro que eso suceda) como ya me sucedió con el reverso del mantel, puesto que antes pensaba utilizar telas enteras mientras que ahora decidí utilizar un layer cake (pre-cortado de 10″ de lado) que tengo por ahí de KFC en colores rojizos: a la final mi madre tendrá dos manteles en lugar de uno!
Estaré actualizando el progreso para cuando termine de cortar los cuadrados que me faltan y empiece a coser el mantel como tal. Estoy segura de que quedará fabuloso!
Mientras cosía la “ración” semanal del mantel para mi madre (más adelante publicaré un post sobre este tema), estaba pensando en cuál iba a ser mi próxima publicación en la página. Tenía varias en mente pero, así como cuando tengo que escoger cuál de todos mis proyectos voy a coser en un determinado momento, la inspiración determina el proceder así que les voy a dar algunos consejos antes de empezar cualquier proyecto.
TELAS
No voy a hablar de los tipos de telas que hay, puesto que yo sólo me dedico a las que son 100% algodón y la lona, sino que les voy a contar cómo yo preparo mis telas previo al corte. Hay muchas ideas al respecto y cada persona tiene su teoría. Hay personas que prefieren trabajar con las telas nuevas tal como vienen de la tienda puesto que poseen un producto que las hace un poco más tiesas y por ende más fáciles de manejar, pero personalmente pre-lavo TODAS mis telas, por dos motivos principales:
Primero, lo hago para evitar que puedan desteñir y por ende arruinar el trabajo que hice (que no lo vería yo sino mi clienta o la persona qe recibió algo mío como regalo) y eso no entra dentro de mis opciones. Con el pasar de los años he aprendido a lavar todas las telas que compro en lavadora, ciclo suave, detergente para ropa delicada y una hoja de COLOR CATCHER o atrapa color: una solución mágica que atrapa todo el color que alguna prenda pudiera soltar, haciendo que ninguna otra pieza presente en la lavadora pueda quedar teñida y arruinada. Es una cajita de cartón roja y contiene 20 hojitas, es decir 20 lavadas. Yo suelo volver a usarla si veo que no hubo coloración en la lavada. Créanme que vale la pena invertir en ese producto también para el lavado de ropa normal: ya no separo la ropa delicada en blanca y oscura, toda va en la misma lavadora pero con la hojita mágica! Otro producto sencillamente maravilloso, en caso de que ya el daño esté hecho, es el quita-desteñidos DYLON: se disuelve en agua (bien sea para lavado a mano como en lavadora) y elimina los tintes accidentales de la ropa. La primera vez lo compré con dudas pero con esperanzas al mismo tiempo, puesto que quería salvar una camisa que había manchado. Después de ver el resultado, ya no falta en mi lavandería! La cajita trae 2 sobres, es decir sirve para dos usos. En Panamá, sólo los he visto en los supermercados Riba Smith, cerca de los detergentes para lavadora.
Segundo, no me gustaría ver que alguna prenda mía se encogiera: sería una falta inconcebible! A muchas personas que viven en los países fríos, donde elaborar colchas es prácticamente cosa de todos, les gusta cuando lavan la colcha después de haberla terminado y la tela se encoge un 2-4%, creando un efecto como de pieza antigua, vivida. Panamá no tiene el clima para hacer colchas así que es algo que hago relativamente poco y me dedico más a bolsos y decoración para el hogar: se imaginan que me pidan un camino de mesa para una determinada mesa de la sala y que, después de lavarla, se encoja dejando al descubierto más superficie de la que se quería mostrar? No se vería nada bien y perdería profesionalidad.
Después de lavarlas, procedo a plancharlas y guardarlas en cajas plásticas, dividiéndolas por color. De esta forma, es más fácil conseguir lo que busco y el polvo no las dañará. Las únicas telas que nadie lava previamente son las que se conocen como PRE-CUTS o precortadas: son cortes específicos de telas para facilitar la elaboración de piezas de patchwork. Las más conocidas son Jelly Rolls (selección de 40-42 tiras de 2,5 pulgadas de ancho por el largo de la tela), Honey Bun (selección de 40-42 tiras de 1,5 pulgadas de ancho por el largo de la tela), Layer Cakes (selección de 40-42 cuadrados de 10 pulgadas de lado), Charm Packs (selección de 40-42 cuadros de 5 o 6 pulgadas de lado), Mini Charm Packs (selección de 40-42 cuadritos de 2,5 pulgadas de lado), Fat Quarter Bundle (selección de rectángulos de 18×22 pulgadas) y Fat Eight Bundles (selección de rectángulos de 9×22 pulgadas).
HILO
Creo firmemente que cuando hacemos algo, especialmente para los demás, debemos de utilizar los mejores ingredientes o materiales, si no, no vale la pena hacerlo. Este principio lo he visto siempre a lo largo de toda mi vida, con los varios emprendimientos de mis padres y, por ende, los míos.
El mejor hilo que consigo yo aquí es Güttermann, 100% poliester. Es alemán, muy resistente, no se deshilacha y viene en un sin fin de tonalidades. Además, existen 3 tamaños diferentes, 100, 250 y 500 m., lo cual facilita la buena utilización del mismo. En Europa y en Estados Unidos es muy famoso Aurifil, italiano y de gran trayectoria también, pero en Panamá sólo es posible conseguirlo a través de tiendas on-line.
He aprendido a coser mis retazos con el color beige como hilo principal, en lugar del blanco que resulta el más tradicional, pero más monótono a mi manera de ver y más fácil de detectar si algo sale mal (y como a mi no me gusta la monotonía ni lo que todos hacen, pues decidí cambiar ese color!). También suelo utilizar tonos más oscuros, como negro, índigo o marrón, si la tela es muy oscura puesto que siempre existe la posibilidad de que se vean las puntadas, especialmente si se planchan las junturas abiertas.
AGUJAS
Siguiendo el mismo principio anterior, las únicas agujas que utilizo son Schmetz (Alemania) y Singer (USA). Vienen en varias medidas, dependiendo del grosor de la tela que se quiera coser. Es muy importante escoger la aguja adecuada si queremos evitar que se rompa la punta sin necesidad. Me gusta mucho la 75/11 puesto que entra muy bien en 2 capas de telas de algodón (prácticamente para lo que sería el piecing o unión de varios pedazos de tela). La 80/12, que es la más común en el mercado local, también es muy buena para el piecing pero a veces puede jalar algunos hilos, especialmente si la tela es más liviana que la tradicional; perfecta para coser 4 capas de telas juntas o tela de lona. La 90/14 se utiliza para telas más gruesas como el jeans. La 100/16 todavía no la he utilizado pero igual sirve para el jeans o telas aún más gruesas. Existen también agujas especiales para tela de jersey o franela, donde la punta no debe ser afilada sino más bien redondeada para abrirse paso entre los hijos y no cortarlos; y para telas tipo lycra, donde la tela resulta elástica por ambos sentidos.
Conviene cambiar la aguja después de cada proyecto grande o cuando notamos que aparece un ligero ruido al momento de que la aguja hace contacto con la tela: es señal de que la punta ya no está tan afilada como antes y podría deteriorar la tela que estamos utillizando.
PLANCHA
No sabía la diferencia entre una plancha buena y una plancha especial para quilters hasta que en diciembre del año pasado me regalé una para Navidad! Oliso Mini Iron es la mejor plancha que se pueda pedir porque llega a temperatura en pocos segundos, posee la punta extrafina para separar las dos telas sin necesidad de usar los dedos, su superficie es de cerámica para mantener una temperatura constante, tiene una base de silicona flexible para apoyarla mientras está en uso pero con un gancho para cuando se quiere guardar y además cuenta con suministro de vapor para eliminar las arrugas más difíciles. Fue diseñada con un formato más pequeño que la tradicional Oliso Pro o Smart y con un voltaje universal (220/110) para facilitar su transporte y uso durante los viajes. Es decir, no sólo mi máquina de coser la puedo utilizar en cualquier país adonde vaya sino también mi plancha! Y eso es una maravilla, para una persona siempre dispuesta a mudarse!