El ser humano es considerado un animal social y el año pasado nos hizo sentir cuán importante es, para cada uno de nosotros, el poder relacionarnos con nuestro círculo cercano. La falta de libertad de movimiento, el tener que estar distanciados de los demás y los restaurantes inhabilitados para comer en el local fue lo más difícil de toda esta pandemia, a nivel personal. Realmente extraño estar en contacto con mis amigos, compartir un buen café o entablar una conversación cara a cara.
Lo bueno de todo esto, es que me hizo pensar en las maravillosas amistades que he logrado cosechar desde mi llegada a Panamá, 11 atrás, y de las muchas ocasiones en que disfruté su compañía. Siempre hemos tratado de reunirnos para celebrar un cumpleaños, algún evento especial, una reunión en casa o una simple llamada para ver quién estaba disponible para comprtir un pedazo de torta y charlar! Y así decidí realizar algo para cada una de ellas…
Vi este mini quilt en la cuenta de instagram de Fat Quarter Shop, @fatquartershop (siempre tienen buenas ideas y proyectos, además de contar con una tienda increíble!) y lo consideré perfecto, puesto que a) tendré bastante tiempo para realizarlos y no son tan comprometedores, b) cada año lo usarán y se acordarán de mi (modestamente hehehe) y c) la Navidad es algo que a todos les gusta y llena de felicidad. Además, cada quien podrá darle el uso que desee: colgarlo, usarlo como centro de mesa, exhibirlo cerca del nacimiento, etc.
Todas las telas verdes las encontré entre mis retazos y las blancas las compraré especialmente puesto que es un color que no acostumbro a utilizar (aunque siempre me hayan gustado los trabajos que veo que tengan fondo blanco). Por ahora corté dos fat quarters (cuartos de yarda) que encontré en mi inventario para ver si adelanto algunas líneas, mientras llegan las demás. Para aprovechar al máximo mis retazos, corté las telas en dos medidas, 3 y 4 pulgadas de alto, ultilizando una regla especial a forma de pirámide (tumbler, en inglés) para que los cortes sean precisos y rápidos. No es la regla que ellos promocionan, sino que es una que ya tenía para otro diseño pero sirve para el mismo propósito, puesto que se van a necesitar dos tipos de pirámides: uno angosto y otro más ancho. En total, serán 7 mini quilts con los retazos grandes y 14 mini quilts con retazos pequeños. Ya después pensaré en las telas marrones para el tronco y en las que colocaré en el reverso…
Quise probar a coser las filas más largas, donde se necesitara solamente una pieza de tela blanca en cada lado, porque la idea es de utilizar varios diseños de telas blancas para darle un toque de patchwork ahí también. Me gusta como se ve el resultado parcial: aunque los verdes sean tan diferentes entre sí, armonizan muy bien juntos. Es la magia de los retazos o scraps: mientras más diversos, mejor!
Y ustedes: han hecho cosas para sus amigos, para que siempre queden en sus memorias? Me encantaría que compartieran conmigo…
Son los orillos de la tela, donde generalmente está la información del diseñador, el nombre de la colección, año de fabricación, fabricante, nombre y número del diseño y la paleta de colores utilizada en la elaboración de esa tela en específico. Toda esa información resulta útil a la hora de buscar la misma tela o los demás diseños que componen la misma colección. Además, está terminados de una manera tal que no se deshilachan. Lo que me fascina de utilizarlos, es que no sólo revivo las telas que compré, sino que me divierte al ver la cantidad de colores que se usaron en cada tela y las diferentes formas con que son representados esos colores.
Aún cuando mucha gente no los utiliza, existe mucha gente que le saca provecho a esos orillos. A la final, es como tener un bono extra con cada pedazo de tela comprada… Confieso que al principio, yo formaba parte del primer grupo, pero a medida que fui conociendo más de este maravilloso hobby, me pasé para el segundo grupo, lamentando haber botado los orillos en el pasado.
Al ser lento el proceso de coleccionar selvages, me resulta muy útil aprovechar la generosidad de aquellas personas que no los usan pero los guardan para los que sí lo hacen, así que no pierdo la ocasión de comprar o pagar por el envío (dependiendo de cada persona) de lotes enteros de orillos, que al recibirlos los paso uno a uno (como un coleccionista de estampillas!), para deleitarme la vista primero, y que después procedo a lavar, planchar y organizar como todos mir orillos propios. Una chica, además de regalarme una caja completa de orillos, me envió varios retazos grandes de telas tabién y, por si fuera poco, un estupendo libro sobre cómo trabajar con los orillos y realizar colchas de estilo moderno: fue como morir y volver a nacer!
En el momento en que los plancho, aprovecho y me fijo si el borde está entero o si presenta síntomas de corte o alguna falla en la fabricación, puesto que de eso depende que mi proyecto no se vea perjudicado si algún pedazo de tela se deshilacha o desprende del resto.
PREPARACIÓN
Como ya dije, para mí los orillos son exactamente como cualquier otro pedazo de tela y les doy el mismo tratamiento, antes de clasificarlos. Si provienen de mis telas, obviamente ya están lavados y planchados, por lo que sólo tengo que cortarlos de la tela principal (generalmente los corto a 2 cm. del borde blanco; si se trata del lado que notiene ese borde, entonces los corto a 3 cm. de la orilla de la tela). No los corto hasta tanto no tener que utilizar el pedazo de tela en cuestión, puesto que puede ser, como en el caso de las tiras de los gorros médicos que estoy haciendo últimamente, que necesito el ancho completo de la tela y entonces no podría cortar el orillo. Hay personas que cortan 1/4″ por encima del borde blanco para que, al coser los orillos, no se vea ningún diseño de la tela sino solamente la parte escrita. Ya eso es a gusto de cada quien. Comparto la opinión que dice que mientras más pequeñas sean las baldosas, menor deberá ser la tela mostrada y las baldosas más grandes, lucirán mejor con mayor tela a la vista. Tampoco todos los orillos deben ser del mismo tamaño: es agradable ver un poco de variedad y la mía la obtengo precisamente de esa adquisición de orillos de otras personas.
Una vez que ya tengo los orillos separados, los coloco en una caja para dejar la clasificación para cuando exista ya un volumen considerable. No suelo dividirlos por color, puesto que generalmente los selecciono al azar y si necesitara algún color en especial, pues lo busco entre los orillos disponibles, así que prefiero dividirlos por tamaños para utilizar en cada proyecto la longitud adecuada y desperdiciar lo menos posible. Mi criterio de clasificación es el siguiente:
Orillos con restricción de ventas (algunas telas están hechas solamente para uso personal y no para la venta, así que esas automáticamente pasan a ser mías!)
COSER LOS ORILLOS
Como en casi todo mi aprendizaje, aprendí a coser los orillos por intuición y, al leer el libro que me regalaron, me di cuenta de que empezaba por el lado equivocado, haciéndome las cosas un poco más difíciles (por qué no se me habría ocurrido invertir el orden?).
Lo primero que hay que hacer, es conseguirse un pedazo de tela (preferiblemente delgada, pudiendo ser una que no nos guste puesto que nadie la va a ver: es la ocasión esperada para utilizar cualquier pedazo de tela tengamos en nuestro poder!) en donde comenzar a coser los orillos. Deberá ser del tamaño necesario para elaborar el proyecto en cuestión o un poco más grande puesto que después se recortará a la medida deseada. Hay veces en que se utiliza la misma tela que se usará en la colcha, por ejemplo, si la baldosa no estará totalmente recubierta de selvages. Cuando yo elaboro mis botas o individuales con los orillos, por ejemplo, de una vez coloco detrás de la base que utilizaré, la tela del interior de la bota o el reverso del individual, para que a cada costura se vaya acolchando el todo y quede practicamente terminado un lado y el otro al mismo tiempo.
Si el objeto que se desea realizar no amerita una base sobre la cual coser los orillos (porque es muy pequeño o porque no involucra un borde todo alrededor, por ejemplo), se pueden seguir las siguientes instrucciones sin necesidad de un pedazo de tela.
Lo primero que hay que hacer es conseguir todos los materiales necesarios y disponerlos sobre la mesa de trabajo. De esta forma se podrá chequear que no falte nada. En mi caso, para explicarles la técnica de costura de los orillos, he decidido hacer un posavasos (si no se cose alrededor del borde sino que se rellena, se obtiene un lindo alfiletero), así que lo que necesito es un pedazo de tela de 5″x5″, un retazo de tela blanca (o del mismo color de los orillos que se vayan a usar) de 1″x5″ y varios orillos de mínimo 5″ de largo, que precedentemente he cortado a 1/4″ del borde blanco del orillo mismo. Yo voy a utilizar toda la superficie del orillo, no sólo la parte en donde aparecen los colores.
Se empieza con el retazo de tela blanca (en este caso en particular, pero pudiera ser cualquiera) y se sobrepone un orillo a una distancia de 1/4″ del borde superior. No hay que escatimar en este sentido porque, como lo mencioné antes, es demasiado doloroso ver un producto terminado que se dañe al lavarlo o usarlo porque la costura simplemente no agarró la cantidad de tela suficiente en ambos lados (ya me pasó con mi primer mantel y quería llorar!). Yo personalmente, prefiero planchar con vapor a cada sobrepuesta de material porque de esta forma las dos telas quedan bien unidas y no es necesario engomarlas o fijarlas de otra manera. Se procede a coser, preferiblemente con el hilo del mismo color del borde (al ser casi todos blancos, yo utilizo un hilo beige claro para que no distraiga la atención de la información impresa en el borde), a 1/8″ de distancia de la orilla de la tela. Yo me encuentro mejor cosiendo con los bordes sellados mirando hacia mi derecha porque me parece que controlo más la situación. Este proceso se repite hasta completar la baldosa que estamos haciendo.
Una vez completada la baldosa, se procede a recortarla del tamaño deseado, como una baldosa común y corriente. En este caso específico, rebajé el pedazo de tela a 4,5″ por lado, del mismo modo que hice con la baldosa de los orillos, porque me parecía muy grande. Colocamos ambas telas cara a cara con los lados derechos entre sí, cosemos todo alrededor a una distancia de 1/4″ dejando una abertura para poder voltear la pieza, cortamos las esquinas y volteamos. De esta forma obtenemos un cuadrado de 4″ de lado. Planchamos y cerramos la abertura costureando todo alrededor. Y ya tenemos nuestro hermoso posavasos o, como dije antes, si después de voltearlo lo rellenamos con el elleno que más nos gusta (las cáscaras de nueces machacadas es lo que se está usando recientemente para los alfileteros) y cerramos la abertura a mano, tendremos un colorido y original alfiletero.
ALGUNAS DE MIS CREACIONES
Aunque básicamente se puede hacer cualquier cosa con los orillos, como si fueran tiras regulares de tela, se prestan muy bien para objetos que necesiten una estructura más rígida, como bolsos, individuales, adornos, artículos para el hogar, cojines, o que se aproveche de la necesidad de coser a cortas distancias para crear el acolchado de una sóla vez.
Entre las cosas que he realizado, les muestro algunas, para que puedan tener un motivo de inspiración para sus próximos proyectos.
Desde antes de venir a vivir a Panamá, conocía las molas. Y sabía que eran realizadas por culturas indígenas de Colombia y Panamá, aunque desconocía que formaba parte de su vestimenta (tenía el concepto errado que se tratase de una manifestación srtesanal solamente): nuestra amiga María nos había regalado un forro para cojín que ella había realizado con una mola comprada en Colombia y que yo utililzaba sobre una mesita de noche porque no tenía un cojín de ese tamaño. Cada vez que observo una mola quedo asombrada por los detalles, la dedicación, la técnica, el diseño, la fantasía y la paciencia que estas mujeres deben de tener al confeccionarlas para después elaborar sus blusas. Hay que pensar que en cada blusa se utilizan dos molas “iguales” (una en la parte frontal y otra en el reverso).
Al llegar a Panamá, y visitar ferias de artesanía tanto en la capital como en la provincia, volví a sentir la hermosa sensación de descubrir obras de arte. No pasaba evento al cual no asistiese para “cazar” mis tesoros. Y la verdad es que hasta ahora he logrado reunir un buen número de molas, muy diferentes entre sí porque me gustan las rarezas. Una de las que más me gusta representa un Rey y una Reina de un mazo de naipes/cartas con unos detalles increíbles. Cual fue mi alegría al descubrir que no solamente en las ferias anuales podía comprar tales bellezas, sino en los mercados artesanales que había empezado a visitar para buscar los trajes típicos de mis hijos para el colegio (la verdad que resultaba bastante lógico pensar que fuera así, pero por algún motivo no había llegado a pensarlo hehehe).
La parte difícil es “deshacerme” de ellas para convertirlas en “algo”. Algunas las había comprado para decorar el cuarto de los chicos (se me pasaron las ganas al pensar que necesito un taladro para colgar algo en las paredes y no un simple martillo!), porque representan un Diablo Rojo (bus tradicional de Panamá) y un avión lleno de personas y animales. Otras las quería para mi, pero no puedo hacerme solamente bolsos (yo los maltrato hahaha!). En ese entonces no sabía colocar zipper así que estaban descartados los cojines… Y a la final, están todas guardaditas en una caja, esperando me llegue una iluminación!
De los Emberá Wounaan no conocía absolutamente nada, pero visitando las ferias empiezas a darte cuenta cuándo algo proviene de su cultura: los colores en los atuendos y una cestería refinada son características que enamoran a cualquier amante de lo autóctono. Hay algo que me gusta mucho de ellos y que cuando las tengo enfrente, no logro decidir cuál de ellas es la más bonita: unas máscaras de animales que nosotros colgamos de las paredes, pero que ellos utilizan precisamente como lo que son, máscaras!
En una ocasión hallé varias molas más pequeñas (nunca le había puesto mucha atención a ese tipo de producto, enfocada como estaba en las molas tradicionales), algunas de ellas geométricas, otras de animales. 3 de ellas representaban unos gatos, e inmediatamente supe que las usaría para regalar a alguien amante de los felinos. Unos años más tarde, mi partera alemana vino a visitarnos a Panamá y le hice un bolso cruzado con dos de esas molas “gatunas”. Era una buena ocasión para que apreciara el arte local unido a algo moderno y útil. Con otra mola, hice otro bolso parecido al de ella, para que se lo llevara a una señora casi vecina nuestra, mientras vivíamos en Alemania, y que fue como una tía para nosotros. Ambas tenían gatos en la casa así que el éxito estaba asegurado!Para la mola de ardilla, encontré una tela dentro de mi selección, que estaba más que perfecta: unas avellanas! Si lo hubiese querido hacer a propósito, no lo hubiese logrado. Y así realicé varios bolsos similares, que aunque no pueden ser considerados “artesanías”, ayudan en la divulgación del patrimonío cultural panameño.
De los Kunas, no sólo aprendí a incorporar sus molas en mis productos, sino también las cintas que utilizan en la elaboración de sus blusas, justo encima de donde la mola viene cosida a la tela. La verdad es que fue pura coincidencia que dí con ellas, puesto que estaba haciendo mis compras “habituales” en una mercería del centro y como siempre tiendo a comprar más de la cuenta (léase lo-que-me-pueda-servir-algún-día), así que me llevé unas cuantas cintas muy coloridas. Qué creen? Resultaron divinas en mis bolsos Karina, añadiéndoles ese toque tan especial que las hacen realmente únicas (estrellita roja aparte).
Unos años más tarde, una amiga me pidió sugerencias para poder regalar a unas españolas que venieron por trabajo a Panamá, algo que fuera “típico” pero funcional, y preferiblemente que lo pudieran utilizar al regresar a España. Hicimos un inventario de la oferta local y, aparte los llaveros, ceniceros, molas sueltas, bolsos de molas, collares de perlas y demás muestras de artesanías, fue difícil conseguir algo que pudiera servir a las casi 2 docenas de personas de la misma manera, y conservando además la personalidad necesaria para que cada una se sintiera identificada con su estilo. Fue ahí donde me acordé que había visto unas bufandas “infinitas”, realizadas con tres telas diferentes y que se colocaban con dos vueltas alrededor del cuello, mostrando mayormente la tela favorita, pero luciendo al mismo tiempo las otras dos al mismo tiempo. La idea fue aprobada para que se realizaran con las telas que utilizan las etnias Kuna y Emberá Wounaan en la realización de sus faldas.
Era la primera vez que trabajaríacon dichas telas y la curiosidad era muy grande. Cuando fui a comprarlas, me costó ubicar el pequeño local que me habían descrito, ubicado en un sótano, cerca del Casco Antiguo, pero cuando entré me sorprendió la variedad de diseños que habían y al no necesitar pedazos muy grandes, pude zambullirme en el cajón de los retazos donde la diversidad de patrones era aún más grande. Zebras, cocodrilos, ranas, flores, tucanes, parecían estar ahí esperándone! Resultado? Llegué a la casa con una bolsa llena de tela azul y muticolor, lista para empezar a combinarlas.
Confieso que resultó más agradable trabajar con la tela de los Kunas porque se asemeja a las telas batiks de Indonesia, mientras que la de los Emberá Wounaan (la paruma) resultó complicada porque se le corren los hilos con extrema facilidad y por ende el dibujo ya no queda parejo. En algunas de las piezas kunas, utilicé también retazos de la tela roja que las indígenas utilizan para cubrirse la cabeza. El contraste es bastante interesante. En algunas telas los patrones me recordaban motivos del sur de España, donde se respira todavía la influencia árabe.
El resultado fue extraordinario, no sólo por el producto como tal (al parecer las señoras quedaron encantadas con el regalo que recibieron), sino porque además quise que en el empaque estuviera una pequeña reseña acerca de cada una de las culturas (según el caso). Considero importante conocer algunos datos del país que se visita, y más si se pueden aprender de una forma placentera y divertida.
Después de esta experiencia, he realizado varios de mis productos con tela kuna (que como dije es más resistente y fácil de trabajar que la paruma), como los porta-cargadores y las cartucheras/lapiceras. Le agregan ese toque de originalidad a las cosas que los hacen diferentes del resto del grupo y que puede representar un pedacito de Panamá aún en objetos que no son considerados tradicionales.
Siempre tuve en mente hacer un mantel para el comedor de mi madre, pero esperando la “idea genial” nunca llevé a cabo esa deseo. No fue sino hace unos meses atrás cuando se me presentó frente a mi, a través de instagram, un quilt maravilloso fotografiado sobre una mesa. Juro que pensé se trataba de un mantel, hasta que leí toda la descripción. Quedé sencillamente enamorada y le tomé una foto para mostrársela a mi madre, quien quedó enamorada a su vez. El trabajo en cuestión es de una quilter australiana, @semichaotic (te invito a visitar su cuenta si te gustan los trabajos fuera de lo normal, como bien su nombre lo indica!) y la mezcla de telas y colores que realizó fue, para mi, extraordinaria! Ahí supe que ese era el diseño que me gustaría ver representado en el mantel de mi madre. Obviamente las telas no iban a ser las mismas, pero la idea de que fuera full color me gustó mucho porque ella adora los contrastes fuertes, la decoración mexicana, la mediterránea, la española con mezcla de influencias árabes, la peruana… En fin: cualquier cosa que implique colores llamativos, sin reglas aparentes.
Analizando el diseño, decidí eliminar la baldosa central representada por 4 triángulos en un cuadrado porque quería que se destacara más el diseño de rombos que se creaba en el fondo (ver foto encima del título). Voy a utilizar todos los retazos de telas que tengo a disposición y la medida más obvia que se me cruzó por la cabeza fue la de 2,5″ por lado. Ya veremos cómo quedará en el contexto porque la verdad no quiero baldosas demasiado grandes que distraigan la vista mientras la gente come, sino más bien que fuera algo homogéneo dentro de tanta variedad de telas.
Para aportarle los colores necesarios que le gustan a ella, me voy a enfocar en las telas del diseñador Kaffe Fassett y su colectiva, que muchos ya saben es uno de mis favoritos, y en algunos retazos de telas batiks. Ambos tipos de telas se la llevan muy bien juntos y contrastarían con las demás. Dentro de mis telas de KFC (Kaffe Fassett Collective) había un entramado de flores con fondo verde: ya corté cada cuadrado para obtener así 31 centros de baldosas, los cuales estarán distribuidos por todo el mantel. Todas las baldosas compuestas (triángulo en medio cuadrado y los cuatro triángulos) llevan una tela de KFC o batik y otra tela regular. Es la primera vez que no me importó si ambas telas combinaban o no, porque seguí el mismo consejo que me dio @semichaotic: “mix and don’t match” (mezclar y no combinar) obteniendo algunos resultados verdaderamente sorprendentes!
Para agillizar el trabajo de coser las baldosas de 4 triángulos en un cuadrado, me inventé un método que hasta ahora no recuerdo haber visto en ningún libro (si no es así, ruego me avisen el autor para mencionarlo aquí): a una tira larga de 2,5″de ancho, le fui colocando arriba cuadrados del mismo ancho, con la diagonal trazada, de manera tal que donde terminara una, empezara la otra y así ir cosiendo a ambos lados de todas las diagonales (coser en bias no es muy divertido que digamos y teniendo una base más estable pues es mejor). Resultó mucho más rápido que coser cada cuadrito por individual! Al terminar las costuras, simplemente se corta con la tijera la tira larga a la altura del cuadrito cosido y después a lo largo de la línea trazada con el bolígrafo. De esta forma, se obtienen 2 triángulos en medio cuadrado que al sobreponerlos en sentido contrario (lados derechos juntos) y repitiendo la misma operación anterior, terminamos obteniendo dos baldosas de 4 triángulos en un cuadrado. Hay que sacar bien las cuentas (no como yo que multipliqué por dos los cuadrados necesarios para obtener las baldosas requeridas y terminé con el doble de las baldosas necesarias hahaha!): por cada 2 cuadrados de tela se obtienen 2 triángulos en medio cuadrado o 2 cuatro triángulos en un cuadrado.
Existen varias maneras de obtener los triángulos de medio cuadrado. Las dos más rápidas que encontré, si dispones de retazos grandes y no te importa repetir los diseños, son las de obtener 4 y 8 baldosas respectivamente, a partir de dos cuadrados de tela. La primera (mano izq.), tiene la desventaja que al abrir las baldosas obtenidas, vas a trabajarlas al bias puesto que los lados que quedan al descubierto son las diagonales de las telas. En la segunda (der.), las diagonales son los lados cosidos, así que cuando abres las baldosas, trabajas con los lados rectos de las telas y son más fáciles de trabajar. La verdad es que terminé por no incluir estas baldosas dentro del mantel puesto que, al hacer mal el cálculo y terminando con baldosas en exceso, decidí quedarme con una de cada diseño para no repetirlos y las demás las destinaré para otro proyecto. De todas maneras, fue interesante probar ambas técnicas y saber que existen para cuando necesite producir HST en masa! En internet existen páginas muy buenas en donde detallan las medidas que tienen que tener los cuadrados te tela para obtener baldosas de determinados tamaños. Es siempre preferible trabajar con un poco más de margen y perfilar las baldosas con la cuchilla giratoria al final, que trabajar con medidas exactas porque basta un pequeño desvío con la máquina y las medidas no van a coincidir (especialmente si se cose de noche como yo, que uno tiende a estar más cansado!).
Así lucía mi mesa el primer día que empecé a cortar los retazos y a coser las tiras para formar los 3 cuadrados juntos. Confieso que cada vez que trabajo con “mis” retazos, revivo la historia que hubo detrás de cada tela o los productos que con ella elaboré en su momento… Es como jugar a Memory!
En una primera instancia, había utilizado el software Electric Quilt 5 para diseñar el mantel y saber exactamente cuántas baldosas iba a necesitar y de qué tipo. Por desgracia, tuvimos que formatear mi pc y entre una cosa y otra, ese documento no se guardó para pasarlo a mi viejo laptop, así que tuve que diseñarlo de nuevo. Esta vez, me fui por el sistema tradicional y lo hice con papel y lápiz (menos mal que le había comprado un block de dibujo cuadriculado a mis hijos y ese mismo fue el que utilicé). Al parecer, la primera vez que había diseñado el mantel, había hecho un error de conversión entre centímetros y pulgadas y había calculado más baldosas de las necesarias. Ahora, revisando y corrigiendo mis cálculos, la cantidad que necesito es menor así que prácticamente tengo hechas las baldosas compuestas necesarias para confeccionar un segundo mantel hahaha (será que me hago uno a mi también? No me disgutaría la idea en lo absoluto!): estamos hablando de 29 filas por 33 columnas, para un total de 957 baldosas (127 de 4 triángulos, 224 de triángulos en medio cuadrado y 606 cuadrados).
Alrededor, voy a colocar un borde de 2,5″ de ancho como para que encierre y mantenga las baldosas en orden. Ya tengo las telas vistas, si es que no cambio de opinión una vez esté todo ensamblado (no es raro que eso suceda) como ya me sucedió con el reverso del mantel, puesto que antes pensaba utilizar telas enteras mientras que ahora decidí utilizar un layer cake (pre-cortado de 10″ de lado) que tengo por ahí de KFC en colores rojizos: a la final mi madre tendrá dos manteles en lugar de uno!
Estaré actualizando el progreso para cuando termine de cortar los cuadrados que me faltan y empiece a coser el mantel como tal. Estoy segura de que quedará fabuloso!
Muchas veces dejamos de hacer cosas porque tenemos miedo de cómo saldrán, de qué dirán los demás si salen bien o si salen mal (la gente siempre va a hablar, recuerda!) o sencillamente porque creemos que no seremos capaces de hacerlas.
Pues bien: hay que hacerlas! Y la razón es muy sencilla: es algo que queremos hacer!
Recuerdo que toda mi vida le tenía casi terror a la máquina de coser, y ni se diga de coser algo a mano (una cosa es bordar y otra muy distinta es coser!). Pero después de mi primer curso y viendo el resultado, todo hecho por mi, la sensación de orgullo y bienestar que sentí fueron más grandes que mis temores sucesivos… Creí que todo podía lograrlo!
Así que te enseñaré algunas pequeñas nociones que quise enormemente haber encontrado en los libros, pero muchos están escritos como si la gente supiera por lo menos coser, antes de practicar el patchwork o quilting (y ese no era mi caso). En mis inicios, compré y devoré cuanta biblografía se me atravesara en las librerías, mercaditos, ferias de libros, que fuera en inglés o italiano (en español la verdad no encontré mucha), para poder aprender las técnicas básicas del piecing (coser las piezas juntas), quilting (acolchado) y binding (terminar con el borde).
Pero en ningún libro encontré algo tan básico como: empezar y terminar una costura. El que revisa mis primeros trabajos al revés, se dará cuenta de que yo le hacía un nudo para terminar una costura que hubiese quedado en el medio de la tela, porque no sabía como asegurarla. Me resultaba algo talmente fastidioso que lo dejaba para el final. Dentro de mí sabía que eso no podía ser así, que no se podía perder semejante tiempo en realizar esa tarea ni que fuera la única manera para evitar que se descosieran las costuras centrales. Cuando por fin utilicé el internet para aprender y realizar algunos cursos interesantes, me di cuenta de que la gente cosía adelante y atrás antes de empezar una costura y la terminaba de la misma manera (toda máquina tiene una forma de retroceder, bien sea por un botón o por el pedal): la aguja termina entrando dentro de la propia hebra de hilo varias veces y no hay forma de que se suelte! Vaya que fue un descubrimiento y alivio para mí!
Todavía no sé cómo, pero desde el inicio, aprendí a coser descalza (si me toca hacerlo en público, procuro tener un par de medias seguramente limpias y muy lindas hehehe): me encanta la sensación de control que el pie adquiere sobre el pedal cuando logra envolverlo, cosa que no podría ser si llevara zapato. Me gusta esa seguridad y sensibilidad que tengo, especialmente cuando tengo que coser despacio.
Y despacio voy. Coser no es una carrera y yo la verdad prefiero tener mis costuras derechas antes de terminar rápido. Si hay algo que han distinguido mis productos en general, son los detalles: no soporto algo mal hecho y por eso me tomo mi tiempo. En ciertos pasos de la costura, hasta prefiero utillizar el volante manual para introducir la aguja porque puedo controlar la fuerza con la que la aguja entrará en la tela, especialmente si son varios pliegues o si la tela es bastante gruesa. Tal vez la gente no entiende por qué me tardo tanto en entregarle lo que me piden “si sólo tenía 2 o 3 personas por delante”: la inspiración es algo sumamente importante, pero también me cercioro de que nada quede a medias y que se pueda descoser con el uso.
Debes de conocer bien a tu máquina de coser, así como el jinete conoce a su caballo. Te aconsejo leer el manual de uso, aunque al principio no vas a entender ni la mitad de los términos que ahí utilizan, pero debes familiarizarte con todo lo que puede ofrecerte, trucos para hacer las cosas más fáciles, posibles problemas y soluciones y, muy importante, el mantenimiento. Yo lo tenía siempre a la mano, porque revisaba casi todo antes de hacer un movimiento en falso, y me regresaba al diagrama de las partes para entender de qué me hablaban. Hace poco, buscando el por qué la máquina no quería coser (los hilos no se intersectaban entre sí), lo saqué de nuevo y empecé a leerlo de cabo a rabo y saben qué aprendí? Que puedo cargar una bobina con el mismo hilo que estoy usando sin necesidad de deshilvanar la aguja, sino simplemente trayendo el hilo hacia arriba y que pase por el tirahilo, hasta la bobina misma. Puede parecer tonto, pero todo constituye un ahorro de tiempo. De seguro lo leí, pero hace 15 años no entendí el significado ni la importancia de lo que estaba leyendo.
Generalmente, las máquinas electrónicas, tienen una longitud de puntada predispuesta al iniciar (la mía es de 2,5 mm. de largo). Pero me acostumbré a utilizar una más corta (2 mm.) cuando coso dos o más telas (hay menos probabilidad de que se deshaga la costura y que quede torcida). La estandard la dejo para cuando quiero aplicar una costura decorativa como por ejemplo en los bordes y en las tiras de las asas de los bolsos, en el acolchado, etc. Para los ruedos de los pantalones/jeans uso otra más larga, tipo 3 mm.
Muy importante es saber elegir el pie correcto para la máquina de coser. Las máquinas europeas poseen un pie estandard diferente al americano, puesto que en USA la costura promedio se realiza a 1/4″ del borde de la tela mientras que en Europa se realiza a 0,75 cm del borde (en la foto, el pie de la derecha). Para poder seguir los patrones de patchwork con medidas en pulgadas, conviene proveerse del pie que comunmente se llama de “borde estrecho” (el de la izquierda, en la foto; se reconoce porque el ancho de un lado y otro de la aguja no es simétrico): te asegurarás de que todas tus baldosas queden perfectas!
Antes de planchar una baldosa (block en inglés) para que se quede abierta, me recomendaron planchar las costuras cerradas, así como salen de la máquina, para sellar los orificios. Tal vez no tenga eso mucho sentido para nosotros, “los comunes mortales”, pero si las grandes mentes del quilting lo recomiendan, es porque sirve y hace que el trabajo resulte mejor.
Mientras cosía la “ración” semanal del mantel para mi madre (más adelante publicaré un post sobre este tema), estaba pensando en cuál iba a ser mi próxima publicación en la página. Tenía varias en mente pero, así como cuando tengo que escoger cuál de todos mis proyectos voy a coser en un determinado momento, la inspiración determina el proceder así que les voy a dar algunos consejos antes de empezar cualquier proyecto.
TELAS
No voy a hablar de los tipos de telas que hay, puesto que yo sólo me dedico a las que son 100% algodón y la lona, sino que les voy a contar cómo yo preparo mis telas previo al corte. Hay muchas ideas al respecto y cada persona tiene su teoría. Hay personas que prefieren trabajar con las telas nuevas tal como vienen de la tienda puesto que poseen un producto que las hace un poco más tiesas y por ende más fáciles de manejar, pero personalmente pre-lavo TODAS mis telas, por dos motivos principales:
Primero, lo hago para evitar que puedan desteñir y por ende arruinar el trabajo que hice (que no lo vería yo sino mi clienta o la persona qe recibió algo mío como regalo) y eso no entra dentro de mis opciones. Con el pasar de los años he aprendido a lavar todas las telas que compro en lavadora, ciclo suave, detergente para ropa delicada y una hoja de COLOR CATCHER o atrapa color: una solución mágica que atrapa todo el color que alguna prenda pudiera soltar, haciendo que ninguna otra pieza presente en la lavadora pueda quedar teñida y arruinada. Es una cajita de cartón roja y contiene 20 hojitas, es decir 20 lavadas. Yo suelo volver a usarla si veo que no hubo coloración en la lavada. Créanme que vale la pena invertir en ese producto también para el lavado de ropa normal: ya no separo la ropa delicada en blanca y oscura, toda va en la misma lavadora pero con la hojita mágica! Otro producto sencillamente maravilloso, en caso de que ya el daño esté hecho, es el quita-desteñidos DYLON: se disuelve en agua (bien sea para lavado a mano como en lavadora) y elimina los tintes accidentales de la ropa. La primera vez lo compré con dudas pero con esperanzas al mismo tiempo, puesto que quería salvar una camisa que había manchado. Después de ver el resultado, ya no falta en mi lavandería! La cajita trae 2 sobres, es decir sirve para dos usos. En Panamá, sólo los he visto en los supermercados Riba Smith, cerca de los detergentes para lavadora.
Segundo, no me gustaría ver que alguna prenda mía se encogiera: sería una falta inconcebible! A muchas personas que viven en los países fríos, donde elaborar colchas es prácticamente cosa de todos, les gusta cuando lavan la colcha después de haberla terminado y la tela se encoge un 2-4%, creando un efecto como de pieza antigua, vivida. Panamá no tiene el clima para hacer colchas así que es algo que hago relativamente poco y me dedico más a bolsos y decoración para el hogar: se imaginan que me pidan un camino de mesa para una determinada mesa de la sala y que, después de lavarla, se encoja dejando al descubierto más superficie de la que se quería mostrar? No se vería nada bien y perdería profesionalidad.
Después de lavarlas, procedo a plancharlas y guardarlas en cajas plásticas, dividiéndolas por color. De esta forma, es más fácil conseguir lo que busco y el polvo no las dañará. Las únicas telas que nadie lava previamente son las que se conocen como PRE-CUTS o precortadas: son cortes específicos de telas para facilitar la elaboración de piezas de patchwork. Las más conocidas son Jelly Rolls (selección de 40-42 tiras de 2,5 pulgadas de ancho por el largo de la tela), Honey Bun (selección de 40-42 tiras de 1,5 pulgadas de ancho por el largo de la tela), Layer Cakes (selección de 40-42 cuadrados de 10 pulgadas de lado), Charm Packs (selección de 40-42 cuadros de 5 o 6 pulgadas de lado), Mini Charm Packs (selección de 40-42 cuadritos de 2,5 pulgadas de lado), Fat Quarter Bundle (selección de rectángulos de 18×22 pulgadas) y Fat Eight Bundles (selección de rectángulos de 9×22 pulgadas).
HILO
Creo firmemente que cuando hacemos algo, especialmente para los demás, debemos de utilizar los mejores ingredientes o materiales, si no, no vale la pena hacerlo. Este principio lo he visto siempre a lo largo de toda mi vida, con los varios emprendimientos de mis padres y, por ende, los míos.
El mejor hilo que consigo yo aquí es Güttermann, 100% poliester. Es alemán, muy resistente, no se deshilacha y viene en un sin fin de tonalidades. Además, existen 3 tamaños diferentes, 100, 250 y 500 m., lo cual facilita la buena utilización del mismo. En Europa y en Estados Unidos es muy famoso Aurifil, italiano y de gran trayectoria también, pero en Panamá sólo es posible conseguirlo a través de tiendas on-line.
He aprendido a coser mis retazos con el color beige como hilo principal, en lugar del blanco que resulta el más tradicional, pero más monótono a mi manera de ver y más fácil de detectar si algo sale mal (y como a mi no me gusta la monotonía ni lo que todos hacen, pues decidí cambiar ese color!). También suelo utilizar tonos más oscuros, como negro, índigo o marrón, si la tela es muy oscura puesto que siempre existe la posibilidad de que se vean las puntadas, especialmente si se planchan las junturas abiertas.
AGUJAS
Siguiendo el mismo principio anterior, las únicas agujas que utilizo son Schmetz (Alemania) y Singer (USA). Vienen en varias medidas, dependiendo del grosor de la tela que se quiera coser. Es muy importante escoger la aguja adecuada si queremos evitar que se rompa la punta sin necesidad. Me gusta mucho la 75/11 puesto que entra muy bien en 2 capas de telas de algodón (prácticamente para lo que sería el piecing o unión de varios pedazos de tela). La 80/12, que es la más común en el mercado local, también es muy buena para el piecing pero a veces puede jalar algunos hilos, especialmente si la tela es más liviana que la tradicional; perfecta para coser 4 capas de telas juntas o tela de lona. La 90/14 se utiliza para telas más gruesas como el jeans. La 100/16 todavía no la he utilizado pero igual sirve para el jeans o telas aún más gruesas. Existen también agujas especiales para tela de jersey o franela, donde la punta no debe ser afilada sino más bien redondeada para abrirse paso entre los hijos y no cortarlos; y para telas tipo lycra, donde la tela resulta elástica por ambos sentidos.
Conviene cambiar la aguja después de cada proyecto grande o cuando notamos que aparece un ligero ruido al momento de que la aguja hace contacto con la tela: es señal de que la punta ya no está tan afilada como antes y podría deteriorar la tela que estamos utillizando.
PLANCHA
No sabía la diferencia entre una plancha buena y una plancha especial para quilters hasta que en diciembre del año pasado me regalé una para Navidad! Oliso Mini Iron es la mejor plancha que se pueda pedir porque llega a temperatura en pocos segundos, posee la punta extrafina para separar las dos telas sin necesidad de usar los dedos, su superficie es de cerámica para mantener una temperatura constante, tiene una base de silicona flexible para apoyarla mientras está en uso pero con un gancho para cuando se quiere guardar y además cuenta con suministro de vapor para eliminar las arrugas más difíciles. Fue diseñada con un formato más pequeño que la tradicional Oliso Pro o Smart y con un voltaje universal (220/110) para facilitar su transporte y uso durante los viajes. Es decir, no sólo mi máquina de coser la puedo utilizar en cualquier país adonde vaya sino también mi plancha! Y eso es una maravilla, para una persona siempre dispuesta a mudarse!
Para poder realizar cualquier pieza de patchwork o quilt (trabajos con retazos de telas, en inglés) se necesitan algunos implementos básicos, que facilitarán el trabajo de una manera extraordinaria. Una vez los conozcas y los uses, te preguntarás cómo hicistes para estar sin ellos hasta la fecha, créeme!
Empecemos a conocerlos, de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha:
Alfileres para acolchar o quilter pins: no son como los que se usan en la modistería. Son más largos y finos para permitir que la máquina de coser pase por encima de ellos. Generalmente vienen con una cabeza plana de forma redonda o de mariposa. Generalmente se usan para mantener 2 o más telas en posición para ser posteriormente cosidas. Con una sóla caja, no puedes hacer mucho: necesitas por lo menos 2 o tres!
Ganchos: básicamente hacen la misma función que los alfileres, con la ventaja de que pueden sujetar cosas mucho más gruesas (como cremalleras o zippers) sin doblarse ni darle un doblez raro a lo que estén sujetando. Parecen unos ganchos para el cabello, de esos que se usan en la bisutería para decorar a su propio gusto, pero no hay que confundirlos: están mucho mejor hechos, son más delgados y la parte de abajo no daña la tela. También vas a necesitar unas dos cajas…
Imperdibles para acolchar: están doblados en la parte central para permitir un mejor manejo al momento de cerrarlos cuando se esté hilvanando una colcha. Antes usaba aguja e hilo para hacer el mismo trabajo, pero créeme que con estos imperdibles el trabajo va a ser mucho más expedito. Mientra más grande la colcha, más ganchos vas a necesitar!
Pinzas: nunca creí fueran tan maravillosas! Sirven para hacer el mismo trabajo de los alfileres y los ganchos, pero no necesitas agujerear la tela y en una distancia corta aprietan más volumen de material. Son muy prácticos de usar y rápidos de quitar. Los usas para cualquier cosa: sujetar un dobladillo, el elástico entre dos telas, una cremallera, etc.
Cuchillas giratorias: es cierto que la tela la puedes cortar con unas tijeras pero cuando se trata de realizar trabajos precisos de patchwork, nada más práctico y accesible que una cuchilla giratoria (o rotary blade). Existen de varios tipos, tamaños y marcas. Yo empecé con una de 2,5 cm de diámetro y estaba en la gloria. Años más tarde, tuve que comprar la de 4,5 cm. porque se me había roto el mecanismo de salida de la cuchilla que tenía y quería un modelo similar pero ya era “obsoleto”. Cuando, aquí en Panamá, una chica norteamericana me regaló su cesta de costura al regresarse a USA y vi una cuchilla enorme (de 6 cm.) en su interior, pensé que jamás usaría una cosa tan grande como esa. Cuán equivocada estaba! Fue lo mejor que pudo llegar a mi vida: corta como una mantequilla y en corto tiempo, además que se sujeta muy bien en la mano y también tiene para guardar la cuchilla, una vez no esté en uso. Marcas hay muchas, pero yo prefiero Fiskars u Olfa. AVISO IMPORTANTE: NUNCA pero NUNCA las dejes al alcance de los niños (son super afiladas, especialmente cuando están nuevas, y puede ocurrir un desastre – te lo digo por experiencia propia!).
Tijeras: sumamente necesarias, para los más diversos usos. La amarilla, de Olfa, también estaba en la cesta de costura que me fue regalada y la uso para cortar cosas gruesas como las cremalleras puesto que tiene el filo de la hoja un poco serruchado. La azul, es una clásica tijera de costura, de uso exclusivo para telas. Faltaría una más pequeña para cortar los hilos, pero yo uso la azul así que nunca la compré.
Metro: no todo puede ser medido con la regla, así que un metro enrollable es muy útil, especialmente si tiene tanto los centímetros como las pulgadas. Desde que realizo patrones provenientes de USA, me he acostumbrado a utilizar las pulgadas y, honestamente, las encuentro más fácil de recordar a la hora de repetir algún producto sin la ayuda del patrón escrito así como cuando quiero elaborar algo de mi propia inspiración.
Descosedor de ojales o seam ripper: jamás hubiese creído que alguien pudiese inventar algo tan práctico e indispensable como esta pequeña herramienta. Me pregunto como descosían mis abuelas antes! Inicialmente, fue fabricado para abrir los ojales pero su revolucionario diseño, con la punta bien puntiaguda, permite entrar en la puntada que se quiere cortar y al llegar a la parte más ancha de la misma, el hilo se corta. La bolita evita que al pasar por ambas telas, una de ellas se rasgase sin querer.
Tiza o creyón para tela: en telas claras, se puede utilizar lápiz o bolígrafo para demarcar las futuras costuras, pero cuando las telas son oscuras, se necesita algo claro para trazar los patrones (puede ser blanco, amarillo, rosado o celeste).
Reglas: son especiales para ser utilizadas con la cuchilla giratoria. Vienen en un sinfin de medidas y formas (rectangulares o cuadradas), en pulgadas o centímetros, y marcas pero todas poseen las divisiones necesarias (la mayoría realizadas en material antiresbalante) para que se pueda cortar la tela a la medida que queremos sin que se corra la regla. Aunque parezcan todas iguales, cada una termina cumpliendo una función específica dentro de nuestro modus operandi: algunas sirven para cortar tiras de tela de largo a largo, otras para recortar cuadros, otras para cortar triángulos o rombos… Mi marca preferida es Omnigrid.
Tapete de corte o cut mat: el último pero no menos importante de la lista. Mientras más grande, mejor! Permite cortar la tela, con la ayuda de la regla y la cuchilla giratoria, sin arruinar la superficie de la mesa. Es antiresbalante, viene con las divisiones necesarias (en pulgadas o centímetros) y algunas diagonales también (30, 45 y 60 grados) y generalmente es amarillo o verde. Lo más novedoso del mercado (y un “must” para aquellas personas que trabajan con patchwork) es el tapete giratorio: un cuadrado de 13 pulgadas que permite posicionar el cuadrado de tela a perfilar y cortarlo por todos los lados que se necesite, SIN tener que levantarlo del tapete para posicionarlo nuevamente. También lo tengo y confieso que reduce el tiempo de corte a más de la mitad! Las mejores marcas, como en las cuchillas, son Olfa y Fiskars.
Estoy tan emocionada de poder volver a estar presente en la web, esta vez de una forma más profesional y, espero, entretenida e interactiva, que mi cabeza no deja de dar vueltas! Creo que la decisión de activar mi página web se deba, principalmente, a la falta de contacto directo con mis amigos y clientes, a raíz de los sucesos que están aconteciendo a nivel mundial desde principio de año, con la aparición del covid19. Eso ha hecho que buscara la manera de establecer una forma diferente de poder relacionarme con el mundo exterior, que no sea sólo a través de Instagram o Facebook. Seré la editora en jefe puesto que no puedo relegar a otros el transmitir los sentimientos que se liberan en mi tanto al trabajar con las telas como al relatar esas experiencias. Así que será una doble aventura, puesto que toca aprender de cero ésto de crear páginas web y manifestarlo de la forma correcta.
Y para la ocasión, además de cambiar mi tapete de corte y la hojilla de mi cuchilla, también cambié la imagen de la marca, para darle un toque frescura y ligereza en esta nueva etapa! Dicen que siempre hay que estar listos para el cambio, reiventarse cuando toca y no aferrarse al pasado de una manera obsesiva, así que es una buena excusa para hacerlo.
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Deseo de todo corazón que encuentres aquí un lugar lleno de ideas y consejos que te faciliten el camino en el maravilloso mundo de la costura y, en especial, del patchwork/quilting, además de poder comprar productos realizados por mi, que le den más color a tu vida o que le regales a alguien que aprecia las cosas hechas a mano. Yo, por mi parte, te puedo asegurar que TODO lo que haré, lo haré de corazón y con los mejores materiales y técnicas para que duren muchos años a tu lado.